El cóctel explosivo que está siendo para las familias que toda España esté en confinamiento por el avance sin control del coronavirus hace que con frecuencia los padres y las madres tengan que ser progenitores, trabajadores y educadores al mismo tiempo. Todo esto provoca que muchos vivan con la preocupación de que en estos días sin clase, sus retoños se queden retrasados en sus estudios o tareas y, por ello, estén constantemente sumergidos en un sin parar de actividades que les estimulen, ya sea leyendo, haciendo manualidades, estudiando o repasando. Pero mantengamos la calma: sin llegar a enchufarles a la tele o a la tableta, sí que podemos permitir que se aburran, aunque sea un rato cada día. Dependiendo de la edad de tu hijo, esto será mucho más fácil o difícil lidiar con ello.
Por Carolina García / El País
Pero la verdad, y lo avalan los expertos, es que el aburrimiento despierta la creatividad. “Si los niños están permanentemente ocupados (en el colegio, con clases extraescolares, con amigos), no tienen tiempo de inventar y fantasear. Cuando están aburridos, inmediatamente buscan nuevos desafíos, y por lo tanto desarrollan su creatividad”, incide Pilu Hernández Dopico, educadora.
Y los beneficios son infinitos. “Es una oportunidad estupenda para explorar nuevas áreas del conocimiento”, prosigue. “Tan solo hay que probar con dejar a un niño en una habitación con un cordel en el suelo, ese cordel pasará a ser una espada, una cometa e incluso la vacuna del mismísimo coronavirus”.
Hernández Dopico propone un estuche de supervivencia para combatir el aburrimiento: “En él, estaría muy bien que hubiese témperas fluorescentes, ceras, plastilina, pinturas, rotuladores, goma eva, cartulinas, tijeras, pegamento, papel charol, cartones de huevos, de leche, cajas de cartón, de zapatos. Alucinarás con lo que son capaces de hacer los niños con todo esto”.
La obsesión porque nuestros hijos no se aburran
“No debemos preocuparnos tanto e, incluso, obsesionarnos”, añade la experta. Es mejor dejarles que se aburran y observarles: “Así podremos conocerlos más y saber sus gustos. Es más, debemos dejar de dar tanta importancia a esto. ¿Quién no se ha aburrido alguna vez?”. Para ella, el problema actual con los niños es que están sobreestimulados y “lo que necesitan es pensar y así aprender a utilizar su mente, que es increíble”, explica Hernández.
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