Así como no podemos cohabitar con el virus chino, es impensable hacerlo con el venezolano. La vacuna viene en camino, como lo indica la decisión de la fiscalía de EEUU al poner precio a la cabeza de Maduro, Diosdado y otros facinerosos de la banda de los siete.
1. El virus chino, su impacto mundial, y su solución.
Como todos sabemos, estamos ante una pandemia. Una epidemia mundial.
La diferencia ahora con respecto a las pandemias pasadas es que la solución debe ser no solo mundial contra un virus, sino comprehensiva contra el abuso a nivel planetario en todas sus formas, incluyendo la política.
El coronavirus surgió del abuso contra natura en los mercados chinos de animales como murciélagos, armadillos, perros, gatos, ratas, tigres, rinocerontes, etc. No solo de Wuhan, sino en muchos otros pueblos y ciudades donde se ha permitido el abuso contra la naturaleza de manera especialmente repulsiva en ese tipo de mercados. De ellos también surgió el SARS, que produjo también miles de muertos por todo el mundo. Estas enfermedades surgieron, pues, el maltrato animal que se transformó en maltrato humano. Por el abuso contra natura en el sentido más amplio de la expresión.
Abuso que se debió a razones políticas también, por tanto. Abuso contra la armonía natural de convivencia entre los humanos y la naturaleza, y de los humanos entre sí.
Se trata del abuso contra las personas, los animales y las plantas ejercidas por otras personas, con sus instituciones y países. Por sus sistemas abusivos y sus prácticas abusivas.
El abuso en China ha tenido consecuencias mundiales, como todos sabemos. Y la solución al problema generado es mundial también. Requiere que todos los países, sus gobiernos, y los ciudadanos, actúen en su propio ámbito. Pero también requiere un nuevo orden de cosas que implique una solución global, y unas normas de comportamiento para cada componente del mundo, porque la acción local tiene un impacto global.
La solución, aquí y allá, tiene que ver con el rescate de la armonía imprescindible. Y tiene que ver no solo con medidas sanitarias, sino también con la política, pues las relaciones de poder entre la naturaleza y el hombre, y entre lo hombres, han llegado a tales extremos de abuso que se han generado problemas graves, mortales y generalizados, que ponen en peligro a todos los humanos y a toda la naturaleza. Y el peligro es no solo de grandes números de muertes, de conflictos y de desastre económico y social, sino de extinción la especie humana y de muchos animales y plantas.
2. El virus venezolano, su impacto mundial, y su solución.
En el caso venezolano se ha generado también una pandemia. El virus en este caso es el régimen de Maduro y de Cuba y su banda. El abuso contra natura de estos delincuentes desalmados contra el pueblo venezolano se ha manifestado de muchas maneras, entre ellas una migración masiva de ciudadanos que han buscado desesperadamente solución a sus problemas económicos ante la hambruna, el maltrato, la injusticia, la represión, la tortura, el terror y el asesinato por razones políticas. Este virus es expresión de la avaricia sin freno de un cartel de mafias caza-renta que tienen capturado al gobierno y al estado, que vive contra natura de la sangre y la carne de los ciudadanos, que por su acción ven mermados y negados sus derechos a la decisión democrática, a los alimentos, a la vida y a su propiedad sobre las riquezas del país. El virus se sirve de las riquezas naturales de sus ocupantes, el petróleo y la minería entre ellas, para reproducirse así como el coronavirus se sirve de las células de sus “huéspedes” para hacerlo, debilitando, enfermando y matándolos en el proceso, con un impacto no solo nacional, sino latinoamericano y mundial.
El virus ha producido una usurpación y ocupación de los cuerpos, los derechos de los venezolanos, y de los ciudadanos de Latinoamérica y el mundo. Las consecuencias de esa acción abusiva del virus venezolano han producido una externalidad negativa que ha roto no solo el bienestar de los “huéspedes” nacionales, sino también de toda la región latinoamericana, al afectar su equilibrio político, económico y social.
Es claro que Venezuela, por culpa del régimen de Maduro y Cuba, no está preparado para lidiar con el virus chino. Mucho menos aún que países desarrollados como Italia y España, donde el impacto ha sido catastrófico. Como ciudadanos debemos estar preparados para afrontar lo que viene lo mejor que podamos, siendo responsables en materia de higiene y prevención. Ya se está notando mucha solidaridad entre nosotros también en materia económica, de manera que los más pudientes asisten a los que menos tienen en lo que pueden, para la emergencia. Como por ejemplo los comerciantes, los empresarios, vendiendo a precios solidarios la comida y los implementos médicos, como ha ocurrido en otros países.
Como diremos abajo, ya se está preparando una vacuna contra el virus venezolano, así que esperamos que salgamos de esa enfermedad pronto. No hay dudas de que el interín la situación aquí será más grave, y la migración indeseada tendrá una fuerte presión adicional, que hará pensar aún más en una acción internacional mancomunada para curar la enfermedad.
Hay que mencionar en este apartado que ese abuso contra natura se ha manifestado también en una explotación minera que pone en peligro el balance, el equilibrio ambiental, no solo en Venezuela, sino en el mundo entero, pues implica la devastación acelerada de uno de los pulmones naturales más importantes del mundo: el área relacionada con toda la zona de la selva amazónica.
Así como la solución al virus chino es mundial, también lo es la solución al virus venezolano.
3. La solución combinada y sus agentes.
Hemos visto que las acciones de abuso local tienen un impacto global. En China y en Venezuela. Igualmente la solución tiene que ver con acciones locales. De impacto global. Para restaurar la armonía perdida. Desde hace mucho tiempo, además, pues lo que ha pasado con el virus mortal y el desgobierno mortal son solo las gotas que han rebasado el vaso.
Nos hemos dado cuenta, como nunca, que no solo los países y gobiernos deben actuar responsablemente. También los ciudadanos deben hacerlo, y lo están haciendo. La acción de un agente, sea humano o gubernamental, tiene impactos hacia afuera de él. Hemos visto los impactos negativos del abuso. Se llaman externalidades negativas de una acción irresponsable.
Pero hay acciones que tienen externalidades positivas: son las restauradoras del equilibrio perdido. De la armonía natural y social violentadas.
En el caso de los ciudadanos en lucha contra el virus mortal, la solución individual y familiar de protegerse permite proteger a los demás. En el caso de los países contra los desgobiernos mortales, la solución interna permite igualmente proteger a los demás. Pero esa solución requiere a su vez una acción que está más allá de la acción individual, en el primer caso, y la acción nacional, en el segundo.
Los agentes de la solución, pues, tienen que ver con lo interno y lo externo, contra el abuso natural y el abuso político. Cada ciudadano es un mesías, en este sentido: tiene la curación en sí mismo, con sus acciones salvadoras. Pero toda la humanidad, unida, es también el mesías que nos une y sana a todos, con una acción mancomunada con suficiente poder contra el mal común que nos aqueja.
En Venezuela el virus debe ser controlado por fuerzas internas y fuerzas externas actuando mancomunadamente. Así como no podemos cohabitar con el virus chino, tampoco podemos cohabitar con el virus venezolano. Es un enemigo que hay que neutralizar. No acoger, o subyugarse a él.
La estrategia del coraje es la que nos va a garantizar su control: su salida será por la fuerza. Así como las defensas del organismo humano, en conjunción con los médicos y enfermeras, han logrado contener al virus chino, que ha dejado en su camino muchos muertos, las defensas militares, unidas a las civiles de la resistencia y la dignidad, en conjunción con la fuerza de defensa y restauración internacionales, contendrán al virus venezolano, que ha dejado en su camino muchos muertos también.
Ahora es aún más urgente que nunca la unión de las fuerzas del coraje: las de la honestidad contra la corrupción, del color y del país que sean, en un esfuerzo planetario signado por el efecto mariposa. La sanación debe ser también en el espíritu, que nos une de manera más natural contra el abuso y sus muertes aparejadas, siendo el agente principal el ciudadano en cada nación y en el mundo entero, al cual deben servir los partidos, las fuerzas militares, las leyes, los gobiernos y los estados como tales, con una gestión armónica con la naturaleza.
4. La vacuna, el trabajo y la paciencia: Conclusión.
Las fuerzas del coraje estamos trabajando en la vacuna. Activamente. Y pronto se verán sus resultados. Notemos por ejemplo, para el caso del virus venezolano, la decisión del Fiscal de EEUU de poner precio a la cabeza de Maduro y de Diosdado. Tengamos paciencia y tesón, que así saldremos del virus chino y del venezolano también. No nos cabe duda de que triunfaremos, aunque sabemos que el abuso generará muchas bajas entre nosotros, que no serán olvidadas, sino que nos motivarán para la acción de resurrección: el triunfo contra la muerte.
Debemos dar un sólido reconocimiento al trabajo de los venezolanos de a pie, a los ciudadanos del mundo, y a los trabajadores de la salud. La situación nos ha hecho ver no solo el nefasto impacto del abuso, sino los milagros, el redentor impacto restaurador de la acción solidaria mancomunada.
Los ciudadanos, agentes principales del cambio que viene, a través de las redes sociales además de otras formas de comunicación en persona, están cada vez más unidos, con una coordinación natural que viene de necesidades y objetivos comunes, en una nueva era que se abre por el fenómeno del “conocimiento libre” que genera una eficiencia económica, comunicacional y política descomunales, que determina que el mundo que que veremos en adelante será muy distinto, y mucho mejor, de lo que hemos visto hasta ahora.
En ese mundo se sistematizará esa nueva manera de pensar, de ser y de actuar, que ya estamos viendo en ciernes como solucionadora de la crisis, en que abundará la solidaridad y el trabajo voluntario que se ha visto florecer con la pandemia, desde los médicos, las familias, redes de amigos, empresarios filantrópicos, simples ciudadanos activados como mesías incógnitos, espontáneos, héroes inadvertidos, complementando la acción del mercado y del estado. Esa nueva manera de ser hará la diferencia para la restauración de la armonía con la naturaleza y entre los humanos, en que las fronteras nacionales serán algo del pasado, y la violencia con motivos abusivos de toda índole sea dejado atrás para siempre.
Solo nos limitarán los recursos naturales escasos, que debemos cuidar y hacer patrimonio universal que basa la abundancia económica y social que ha de venir. Si los compartimos solidariamente, se hará la realidad el significado de la palabra Ubuntu de una tribu africana: “Soy quien soy, porque somos todos nosotros”. Seremos. Y lo seremos en abundancia, unidad y en armonía completas.
Todos somos libertadores.
Por el poder ciudadano, la solidaridad, la democracia, la justicia, la unión planetaria y la armonía con la naturaleza.