Poco después surge otro danzante. Me refiero al Vicepresidente Sectorial de Comunicación, Turismo y Cultura del gobierno de Nicolás Maduro, el siquiatra Jorge Rodríguez. Se le ve satisfecho. Dice tener las pruebas que tanto necesitaba sobre planes magnicidas y de ataques contra figuras emblemáticas del alto gobierno. Las declaraciones de Alcalá Cordónes lo avalan. Muestra gráficas de los presuntos implicados en la trama. Disfruta poder decir que el presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó está ligado al plan. Pueden poner en marcha al aparato de gobierno para aprehenderlo o por lo menos hacer que este logre disminuir el tema de las sanciones norteamericanas. No se olvidan de las palabras de Donald Trump. “Si tocan al presidente Guaidó habrá consecuencias”. Rodríguez, como digno representante de su profesión busca debilitar a una oposición que no termina de cohesionarse y nombra a los principales líderes partidistas Ramos Allup, Rosales, Capriles. Su mensaje es claro y cortante -como su sonrisa- “están con el golpismo y paramilitarismo o están del lado de la democracia”. Si no pueden con Guaidó alguien debe pagar.
Campamentos… No desmerito los aparatos de inteligencia que poseen los gobiernos, Del lado venezolano siempre han existido buenos operadores con redes de informantes desde la antigua Disip y la División de Inteligencia Militar. Si dicen que hay campamentos de presuntos paramilitares en la frontera, pueden tener razón, un militar fue quien terminó de dibujar el esquema. Pero no menos cierto es que el gobierno de Colombia ha denunciado campamentos de los grupos narcoguerrilleros de las FARC, ELN; y de otros más radicales según las listas de los grupos terroristas como Hezbolá, Hamas e ISIS. Las acciones que desarrollan quienes están en estos campamentos ponen en riesgo no solo a los gobiernos sino a toda la población porque los “daños colaterales” son parte de cualquier conflicto armado. Los productores agropecuarios pueden dar buena cuenta de su presencia y de su particular forma de “protección”.
Invitación… La hizo el presidente Nicolás Maduro. El lugar, la Nunciatura Apostólica. La tarjeta es solo para unos pocos, ni Juan Guaidó ni los opositores de la mesa de diálogo instalada están en la lista. “No importa que no me reconozcan como presidente, iré como un ciudadano más”, fue la frase usada. Necesita que quienes tienen contactos con el exterior que se ha cerrado para el gobierno les permita un respiro. Sabe que son ellos los que tienen la gente y los votos. Los otros sirven solo para tratar de equilibrar a los que se sienten a la deriva porque no se identifican con los radicalismos de lado y lado. La respuesta opositora la dio Juan Guaidó poco después. “Yo consigo el ingreso de la ayuda, pero no la maneja Maduro”.
Plebiscito… Leo al gran amigo Antonio Pérez Esclarín decir que ante la ausencia de consensos sería recomendable recurrir a una consulta plebiscitaria que ayude a salir de esta crisis que atraviesa el país en cuando a institucionalidad se refiere. Esa salida no es válida, aún cuando para hacerlo -como acto de desobediencia civil- se recurra a la aplicación de los artículos 333 y 350 de la constitución venezolana, en el cual se desconoce al Consejo Nacional Electoral y al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Pero, mi querido Pechín, el resultado sería el mismo este 19 de abril -fecha que propones por su significado histórico supongo- que el que vivimos los venezolanos el 16 de julio de 2017 cuando el resultado de la consulta fue desconocido en cada una de las instancias de gobierno. La salida de esta hecatombe política depende de los partidos, de su sindéresis y de un proceso electoral. Mientras tanto, los ciudadanos seguirán padeciendo sus necesidades esperando el “quítate tú pa’ ponerme yo”.
Desesperación… A lo largo del territorio venezolano la cuarentena social impone una melodía que no a muchos les agrada, la de no tener acceso a la comida. Poco a poco se cierran los pocos espacios abastecidos y los que tienen inventario manipulan los precios a su antojo. En el estado Bolívar protestaron, en el Zulia ya hay intentos incipientes de saqueo o robo de camiones con comida. Lo cierto es que el hambre es un bailarín peligroso.
CLAP… Es lo que no termina de llegar a las comunidades zulianas. El juego de a unos sí y a otros no puede derivar en otro problema. La orden de “limpiar la data de opositores y de gente que no esté en el país” ha causado conflictos con los consejos comunales -muchos de ellos vencidos y con más de diez años de gestión- porque lo cierto es que las cajas igual llegan y se las reparten entre un pequeño grupo. Por cierto, la respuesta del gobernador Omar Prieto a un colega periodista es para parar la danza. “El Clap cuesta lo que cuesta y hay que pagarlo”. Con esta frase desconoce el mandato de Nicolás Maduro de entregar “de manera gratuita esta ayuda a siete millones de hogares”. Eso solo aplica donde la orden se cumple, en el Zulia el mandato es otro. Son 50 mil bolívares la caja o bolsa y otros 20 mil adicionales por concepto de transporte. Si no tiene efectivo no se preocupe, “también se aceptan dólares y la caja sale por todo en 1 dólar solamente”.
Líderes… Lo dijo Martin Luther King Jr. “Rara vez encontramos hombres que se involucran de forma voluntaria a participar en pensamientos fuertes y sólidos. Es como que existiera una misión casi universal de encontrar respuestas fáciles y soluciones a medias. Para algunas personas no existe mayor dolor que el de pensar”. En criollo, no hay líderes visibles en esta tormenta, la gente lo percibe y se preguntan ¿dónde están?
Movilidad… En Zulia se restringe el transporte público, eso como medida preventiva es bueno, pero qué hace el gobierno para llevar alimentos a las mesas de los conductores que dependen de un ingreso diario. Los bonos no son la panacea. Por otro lado, no creo que los cientos de camionetas de alto valor que circulan por las calles marabinas sean solo de personal médico, A quiénes pertenecen, cómo hacen para conseguir gasolina, por qué son intocables. Las respuestas las dejo en manos de las autoridades pertinentes.
“Nadie puede llevar una máscara durante mucho tiempo”… ¡Hasta el próximo baile!
Sandy Ulacio García
Periodista, asesor y analista político
bailedemascaras20@gmail.com