Andrés revisaba minuciosamente las esquinas de la etiqueta que acompañará el nuevo producto de Santa Teresa. Era la primera corrida de un embotellado que dista mucho de su tradicional ron venezolano y las expectativas son altas en medio de una pandemia que ataca al mundo y desde el 13 de marzo, incluyó a Venezuela.
Raylí Luján / La Patilla
El Covid-19 que, según cifras oficiales, ha cobrado la vida de dos venezolanos y registra 119 casos positivos en el país, encendió las alarmas en la directiva de la principal ronera del país. Fabricar alcohol antiséptico se convirtió en su prioridad en una emergencia sanitaria sin precedentes, ante la que se debía “sacar el pecho”.
“En menos de 10 días el equipo logró desarrollar y formular la reunión de los insumos, conseguir la permisología necesaria. Santa Teresa quiso acompañar su capacidad de producción, sacar el pecho a favor de la comunidad venezolana”, explicó Andrés Chumaceiro, director de la compañía en Venezuela, que por primera vez cambia la naturaleza del negocio.
La situación lo ameritaba, insistía Andrés con el típico tapabocas cubriéndole el rostro, guantes y una bata blanca que le permitía acompañar a los operadores frente a una de las maquinarias más tecnificadas en América Latina.
Cinco de estos trabajadores y sus respectivas tareas eran visibles. Resguardaban el proceso y se cercioraban de los detalles humanamente necesarios. Evedia Ospino, de 57 años de edad, 32 de ellos en Santa Teresa, chequeaba el precinto de seguridad en cada una de las tapas rojas en las botellas ya preparadas. Aquellas imperfectas eran separadas de la fila.
A lo largo del pasillo, José Cobi, un joven de 33 años de edad, se mostraba atento al mantenimiento de las instalaciones. Al quebrarse una de las botellas que resbaló de la máquina envasadora, fue el primero en apresurarse para amortiguar el incidente.
“Nunca pensé que íbamos a producir pero hoy en día veo que es importante para la sociedad y más en Venezuela que enfrentamos ahorita este problema. Me siento orgulloso de aportar ese granito de arena”, expresó Cobi, un exprivado de libertad que llegó a la hacienda luego de conocer las clínicas de rugby ofrecidas por la empresa en las cárceles venezolanas, como parte del Proyecto Alcatraz.
Eran las 12:30pm y la línea 1 de envasado, la única activa en el momento, seguía su curso. 300 botellas por minuto era lo establecido. 3 mil cajas por turno era apenas el principio de la meta. La planta ubicada en el estado Aragua, que opera en medio de la cuarentena a nivel nacional con el 8% de su plantilla espera entregar en el primer mes 750 mil litros de alcohol al 70% v/v.
Deyanira Alfonso, gerente de producción con 25 años de experiencia en Santa Teresa lideraba el procedimiento y un recorrido a más de 27 grados de temperatura. Explicaba, a través de su tapabocas, cómo se había logrado consolidar en tan solo tres semanas la idea de redirigir 70% de su producción a la elaboración de alcohol desnaturalizado.
Los 5 tanques de melaza así como la destilería y el laboratorio de producción de alcohol continúan sus servicios, ahora enfocados en la distribución de más de 2 millones de botellas de alcohol en toda Venezuela.
“Entre los sectores a los que se destinará el alcohol se encuentra el sector público, farmacéutico y hospitalario, además de redes de farmacia reconocidas como Farmatodo y Farmarket”, agregó Alfonso. De esa primera entrega, 5 mil unidades serían entregadas a la red de salud del estado Aragua.
De acuerdo a Chumaceiro, otros miles de litros ya habían sido donados días atrás con el objetivo de apoyar a las comunidades más cercanas y organismos como el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel.
“Hacemos lo que está nuestro alcance para poder apoyar al pueblo de Revenga, el municipio Santos Michelena, Las Tejerías, José Félix Ribas en La Victoria, dotando litros de alcohol para sanitarizar sus lugares de atención medica”, apuntó.
El monitoreo de las comunidades así como los clientes, beneficiarios de programas sociales y autoridades se mantendrá en medio de la emergencia. En Santa Teresa, una compañía familiar con más de 200 años de fundada, se busca entender la evolución del aporte para evaluar otras posibles iniciativas.
“Es un poco prematuro poder estimar las consecuencias de la pandemia a nivel local o a nivel particular de lo que respecta esta industria nuestra. Nosotros hemos decidido sacar el pecho ante las circunstancias, tanto la plantilla de trabajadores que somos 35 actualmente de aproximadamente 400, como quienes desde casa siguen aportando. Está trabajando un equipo sin detenerse”, manifestó Chumaceiro.
Desde la planta que se mantiene operativa las 24 horas pese a la reducción de los despachos, se envían las mismas recomendaciones adoptadas por la familia de Santa Teresa para combatir la epidemia ocasionada por el coronavirus chino.
“Mucha comunicación, mucho apego a las normas de la cuarentena, que se cumpla el proceso de higiene, el distanciamiento social y que se evite el exponerse. Estamos haciendo todo lo posible para proteger primero a nuestro equipo y luego el contacto directo con nuestros clientes, así estén cerrados”, finalizó el director.
En la sala de envasado, mientras tanto, las botellas y cajas no bajaban el ritmo. La encargada del control de calidad cumplía la tarea y sobre ella, una cartelera electrónica repetía la frase: “Haz todo lo necesario para ser la mejor versión de ti mismo”.
