La exitosa guerra de Vietnam contra el coronavirus

La exitosa guerra de Vietnam contra el coronavirus

People wearing face masks arrive at Noi Bai International Airport in Hanoi, Vietnam, 20 March 2020. Vietnam currently has 69 active cases of coronavirus’ Covid-19. EFE/EPA/LUONG THAI LINH

 

Con unos recursos limitados, Vietnam ha optado por adelantarse a la pandemia de COVID-19 con medidas como las cuarentenas masivas y un rastreo exhaustivo de los posibles contagios, lo que le ha permitido resistir con 194 infectados y ningún muerto hasta el momento.

“Para explicar el éxito de Vietnam se pueden destacar tres puntos: la inversión realizada en tiempos pacíficos, la pronta activación del sistema de respuesta y la manera en que toda la sociedad lo ha encarado con un liderazgo fuerte desde arriba”, explica a Efe Park Kidong, funcionario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Hanói.





El virus llegó pronto a Vietnam, el 23 de enero, de la mano de dos ciudadanos chinos y en unas fechas peligrosas: al inicio del Año Nuevo Lunar, las vacaciones más largas del año en las que millones de vietnamitas aprovechan para viajar dentro y fuera del país, visitado también por miles de turistas chinos.

Para entonces, el país llevaba semanas en guardia y a principios de enero, cuando se hicieron públicas las primeras infecciones por el coronavirus en China, ya realizó evaluaciones de riesgos y creó un comité especial de gestión.

PREPARACIÓN PREVIA

En cuanto a la preparación previa “en tiempos pacíficos”, Vietnam ya contaba con un plan de actuación en caso de epidemias que le ahorró semanas de trabajo.

El 2 de febrero, con apenas seis casos confirmados, el régimen comunista de Hanói ya había suspendido vuelos desde las zonas más afectadas de China, anulado visados de entrada, puesto en cuarentena a cientos de personas y cerrado los colegios en casi todo el país.

En las semanas siguientes, las medidas de contención como el aislamiento de toda una comarca cercana a Hanói (la primera medida de este tipo fuera de China) fueron acompañadas de un rastreo pormenorizado de todas las personas que habían estado en contacto con los infectados para frenar los contagios locales.

El Gobierno creó una aplicación de teléfono móvil para facilitar ese rastreo, pero en general lo ha llevado a cabo de manera más rudimentaria, aprovechando la intrincada red de vigilancia de las autoridades hasta el nivel vecinal.

Un mes con estas medidas y una población vigilante, dispuesta a alertar a las autoridades ante la mínima sospecha de infección en su vecindario, permitieron terminar la primera oleada de contagios en un mes con 16 infectados, todos ellos recuperados.

“Si la lucha contra la COVID-19 ha sido una guerra, hemos ganado la primera batalla, pero no toda la guerra porque la situación puede ser muy impredecible”, alertaba entonces el viceprimer ministro, Vu Duc Dam, a finales de febrero.

SEGUNDA OLEADA

El respiro duró poco: unos días después, tras de más de tres semanas sin nuevas infecciones, la COVID-19 regresó con fuerza de la mano de viajeros que venían de Europa y Corea del Sur y comenzaron a producirse algunos contagios locales, lo que obligó a las autoridades a multiplicar los test e ir endureciendo las restricciones.

Hasta el momento, Vietnam ha realizado 35.000 test, un número poco significativo en un país con 95 millones de habitantes, pero el Gobierno ha anunciado que el número aumentará en las próximas semanas, aprovechando que un fabricante local está produciendo 10.000 dispositivos al día.

Entre las medidas destacan las cuarentenas a los viajeros que entran en Vietnam, que comenzaron siendo selectivas en función del país de origen y pasaron a ser generalizadas junto a los test de detección del virus desde el 18 de marzo.

Gracias a esta medida la gran mayoría de los contagiados detectados en las últimas semanas estaban ya recluidos cuando dieron positivo.

En la actualidad son cerca de 37.000 las personas en cuarentena en centros controlados por el Ejército en todo el país, a las que se suman otras 38.000 aisladas en sus casas por imposición o por decisión propia.

CASOS SOSPECHOSOS

Aunque el número de enfermos confirmados es de 194 (25 curados), hay más de 3.200 casos sospechosos y se ha ordenado cerrar el hospital Bach Mai, en Hanói, por ser el origen directo o indirecto de 25 contagios.

Algunos casos de turistas que viajaron por el país sin saber que eran portadores del virus y el de un vietnamita que regresó infectado de una convención religiosa en Malasia mantienen alerta a las autoridades, que han ido endureciendo las restricciones en las últimas semanas.

Las fronteras aéreas y terrestres están prácticamente cerradas desde el 22 de marzo, con excepciones para la repatriación de nacionales y el primer ministro Nguyen Xuan Phuc ordenó a la Policía ir casa por casa para comprobar el estado de salud de todos los ciudadanos que hayan entrado en el país después del 8 de marzo.

El mandatario, cuyo liderazgo ha sido elogiado por la OMS, ha prohibido la exportación de arroz para garantizar el suministro interno, ordenó la semana pasada el cierre de todos los negocios no esenciales, ha limitado el transporte público y ha prohibido las reuniones de más de 20 personas.

“Tenemos dos semanas, consideradas como el periodo dorado, para actuar. Si no, el virus se propagará rápidamente”, advirtió Phuc. EFE