Es innegable que el mundo está en presencia de una nueva y renovada Guerra Fría. Los polos de poder parecen emerger nuevamente desvaneciendo la ilusión de los bloques regionales que “prometían un equilibro” en las relaciones internacionales y con ellas un decadente paz.
Está Guerra ha cambiado sus formas con nuevos métodos y naturalmente, sería ingenuo apartar el componente ideológico en este entramado. El virus que ha causado la pandemia que azota a gran parte del mundo es la manifestación de la renovación de dichos métodos.
El coronavirus, supuestamente espontáneo, ha dado un golpe muy duro a Occidente. Algunos acontecimientos, nos dan el indicio que pudiéramos estar frente a un complot contra nuestra civilización para destruir todo vestigio de cultura, aniquilar las Naciones con sus Estados y arrodillarlas frente a la crecida del socialismo mundial, en otras palabras: El Bolchevismo se viste con las sutiles sedas progresistas del Globalismo.
Alguna información se ha publicado de un posible plan de científicos/espías chinos que robaron el virus de un laboratorio en Canadá y un científico de Harvard que presuntamente trabaja para china, para esparcir el Covid-19 y generar zozobra en el mundo. No obstante, sin menoscabo que dicha información sea real, lo que sí es algo certero, es que acto seguido de desbordarse el virus en la ciudad China Wuhan y permeara a Europa Occidental, los mercados financieros y de bolsas cayeron abismalmente; y las acciones que perdían considerable valor fueron compradas en su totalidad por inversionistas y empresarios chinos.
Pero lo realmente curioso se manifiesta en el ataque del virus que prácticamente arrodilló a la cuna y semillero de la civilización occidental. Italia y España, despiadadamente atacadas por el virus, son ahora objeto de “apoyo” por parte de China que les venden los insumos que se requieren para atender la pandemia que los mismos chinos generaron.
Estas señales nos llevan a pensar, varias cosas:
a. Que el régimen chino, fuertemente inclinado hacia el comunismo, enfila su rabia y odio contra Occidente para destruirlo y posicionarse como el gran hegemón mundial.
b. Han generado una crisis internacional distorsionando la economía para sacar provecho no solo económico sino también político.
c. Se ha marcado un antes y un después en la historia contemporánea y con ella en las interacciones sociales que indudablemente afectaran las relaciones económicas.
d. Quizás este complot globalista busque imponer definitivamente la anhelada sociedad sin clases de la utopía marxista, liderada visiblemente por China y con actores que aún permanecen tras bastidores.
La pregunta crucial que debemos hacernos es ¿Cuál nación de occidente será el bastión que defienda nuestros principios civilizacionales?
Venezuela Quiere ORDEN.