Es William Barr culmina una investigación que, en palabras de su misma oficina, tiene diez años de iniciada con todas las incidencias que esto implica. Es una causa en la que han participado varios fiscales federales bajo la dirección de otras gestiones del Departamento de Justicia, de modo que ha habido una intensa e ininterrumpida actividad de indagación que termina en la acusación que ha sido presentada. La investigación criminal es ciencia, arte, sagacidad, y profunda inteligencia.
Por: Zair Mundaray | La Gran Aldea
William Barr anunció el pasado 26 de marzo, la presentación de una acusación por parte de su oficina del Departamento de Justicia, contra lo que denominó ‘un cartel criminal de tráfico de drogas y promotor de actos terrorista encabezado por Nicolás Maduro y varios de sus allegados en el poder’. Barr es un veterano de mil batallas judiciales, frente a algunos de los casos más complejos por los que ha transitado la justicia norteamericana, vale decir que ha salido airoso en la mayoría de ellos, lo que le ha servido para haber ejercido el cargo de Fiscal General en dos periodos, con dos presidentes distintos.
El Fiscal Barr es un neoyorquino, abogado y experto en gobierno, graduado con honores en la Universidad George Washington y la de Columbia, respectivamente, de acuerdo con la información de la página del Departamento de Justicia, trabajó en la Casa Blanca durante la administración Reagan en política interna. Bajo la presidencia de George H. W. Bush se desempeñó como Fiscal General Adjunto de 1990 a 1991; Fiscal General Adjunto de la Oficina de Asesoría Jurídica de 1989 a 1990, y el 77º Fiscal General de los Estados Unidos de 1991 a 1993.
Se trata de un experto en casos de gran envergadura, especialmente en criminalidad organizada transnacional, lo cual no es precisamente del manejo de cualquier fiscal. Personalmente ha dirigido estrategias de investigación y de juicio en asuntos de importancia global, como actos terroristas, narcotráfico a gran escala y crímenes cibernéticos. Se trata pues de un sujeto que a estas alturas de su carrera ya nada tiene que probar, es un funcionario consagrado que tiene un prestigio que le asegura tener un puesto seguro en la historia contemporánea de los Estados Unidos.
Puedes leer el artículo completo en La Gran Aldea