Hugo y Oriana pasaron 28 horas separados, justo en una etapa de la vida cuando más se necesita apoyo y solidaridad. En ese tiempo, en el caso de Hugo, vivieron en carne propia la escasez de insumos, el cierre de laboratorios públicos, la angustia de no poder trasladarse por falta de gasolina y una cuarentena impuesta, cuyos alcances incluso llegan hasta la vulneración de un derecho tan básico como es el acceso al registro civil, a través de la partida de nacimiento.
Por Mabel Sarmiento / Cronica Uno
“Desde que la llevé el 14 de abril a las 7:00 a. m. y la dejé en la puerta, no la vi más hasta que la dieron de alta. Es una situación que angustia, ella en trabajo de parto y sola. No permitían el paso de nadie. No pude ver a la bebé hasta que salió con su mamá por la puerta principal del materno, y todo por la cuarentena”.
Hugo Marín, ya con su esposa Oriana y su bebé en la casa, habla más tranquilo al recordar los episodios de trajín que vivió con el parto.
A las 3:00 p. m. se les acabó el trajín. Salió de alta adolorida pero con satisfacción. Incluso la imagen que tuvo Hugo cuando la vio salir 24 horas antes, con los dolores que le atravesaban el abdomen, para buscar ella sola los cuatro bolsos que le llevaron, ya no le causaban tanta impresión e impotencia.
“Ni siquiera la acompañó un vigilante. Ella sola tuvo que cargar ese peso, atravesando ese trance de las contracciones. Pero eso ya pasó”, dijo optimista.
No entra nadie al materno precisamente por la contingencia generada por el Covid-19. Hasta ahora, de los casos positivos registrados con el virus tres son mujeres embarazadas, según la doctora Moraima Hernández, infectóloga.
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