La aglomeración de migrantes en parques públicos, sumado a una legión de caminantes que busca retornar a Venezuela — en medio de la pandemia por la covid-19 — ha generado en las últimas semanas iniciativas de alcaldías, gobernaciones y empresarios particulares para transportar a los extranjeros en buses hasta la frontera.
Incluso, una asociación de nueve alcaldes del oriente antioqueño hizo un llamado a los venezolanos radicados en esta zona del país para pagarles un vuelo aéreo directo a la ciudad de Caracas. El único requisito era inscribirse en una lista.
Al verlos vulnerables en las calles y pasando necesidades con niños, los mandatarios locales habilitaron los llamados “corredores humanitarios”o “programas de política de repatriación”, acciones que aunque han generado aplausos podrían no ser tan loables como parece.
Así lo sostiene el experto en flujos migratorios Hugo Ramírez Arcos, para quien detrás de esas acciones humanitarias hay otro propósito: aprovechar la coyuntura para quitar de encima a quienes son vistos como un problema. Si bien el retorno a Venezuela es voluntario, dice el experto, no es que existan muchas opciones de ayuda para ellos.
Para leer la nota completa, pulse aquí.