Manaos enfrenta una de las situaciones sanitarias más precarias de Brasil: con 135 internados en unidades de cuidados intensivos (UCI), considerando servicios públicos y privados, para una cifra de infectados que ya asciende a 3.091, según los datos del gobierno de estado de ayer, 29 de abril. Su sistema de salud público está actualmente desbordado y carece de camas de UCI suficientes para ingresar a los pacientes más graves.
Por: RT
Manaos, capital del estado de Amazonas, el primero a entrar en colapso sanitario después de que el gobernador Wilson Lima decretase la situación de calamidad pública el 23 de marzo, es la tercera ciudad de Brasil con mayor tasa de contagiados por número de habitantes, por detrás de São Paulo y Fortaleza. Además, la urbe presenta la curva de infectados más pronunciada de todo el país. En un mes, desde el 26 de marzo hasta el 29 de abril, los casos confirmados de covid-19 pasaron de 63 a más de 3.000.
En esta ciudad amazónica reside casi la mitad de la población del estado, es decir, 1,7 del total de 4 millones de habitantes, y las pocas camas de UCI que hay están todas en la capital, a la que es complicado llegar desde muchas localidades del estado como resultado de las complicaciones geográficas que se presentan para atravesar la selva. Por este motivo, el gobierno del Estado duplicó los aviones para transportar enfermos y pasó de tres a seis aeronaves, cada una con capacidad para dos o tres pacientes. No obstante, y frente a la incontrolable situación de urgencia, el gobernador Wilson Lima abrió, este 14 de abril, de forma emergencial, una veintena de camas en un hospital de campaña en instalaciones alquiladas que todavía está en fase de finalización en la zona norte de Manaos. Lima prevé poder disponer de más camas para internados pero todavía espera la llegada de nuevos respiradores.
Los cementerios también han colapsado, incapaces de acoger a los 288 fallecidos que reflejaban las últimas cifras.El alcalde de la ciudad, Arthur Virgílio Neto, declaró estar presenciando “escenas de terror”. Ante la incapacidad de enterrar a las personas fallecidas, los cadáveres fueron acumulados en camiones frigoríficos que los trasladaron hasta las fosas comunes que se acaban de abrir, como medida de emergencia, en el cementerio Nossa Senhora Aparecida, el más grande de Manaos. Cuando se vio de nuevo saturado, el cementerio comenzó a cavar fosas más profundas para que permitan sepulturas por niveles en una misma fosa, lo que dejó perplejos a algunos familiares de los fallecidos que relataron las escenas al diario Folha de São Paulo.
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