Con las elecciones de noviembre cada vez más cerca, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha apostado todo su capital político a la reapertura de la economía que registra su mayor tasa de desempleo desde 1930 y, al mismo tiempo, ha aceptado el riesgo de que esa decisión provoque una segunda ola de contagios.
Los responsables económicos del Gobierno de Trump este domingo desfilaron por las grandes cadenas de televisión con un mismo mensaje: existen protocolos para minimizar el riesgo de volver al trabajo y es necesario hacerlo cuanto antes para paliar los estragos del parón económico.
LA AMENAZA DE UN “DAÑO ECONÓMICO PERMANENTE”
En la cadena conservadora Fox, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, reconoció que reactivar la economía podría suponer una amenaza para la salud de los estadounidenses, pero consideró que no habrá “un riesgo considerable” si se hace con cuidado.
“De hecho, creo que existe un riesgo considerable si no reabrimos. Estamos hablando de un daño económico permanente para el pueblo estadounidense. Vamos a reanudar la actividad de una manera razonada, lo que permitirá la vuelta al trabajo con seguridad”, argumentó.
La Casa Blanca ha dejado en las manos de los gobernadores y otras autoridades locales el proceso de reapertura del país, aunque Trump en Twitter ha llamado a “liberar” a aquellos estados con medidas más estrictas de confinamiento como Michigan, gobernado por los demócratas y clave para las elecciones de noviembre.
Actualmente, 35 de los 50 estados de EE.UU. ya han abierto playas, restaurantes y peluquerías, mientras que el resto sigue apostando por la prudencia.
EL DESEMPLEO PODRÍA LLEGAR AL 20 % EN MAYO
De manera similar a Mnuchin, uno de los asesores económicos de la Casa Blanca, Kevin Hasset, avisó este domingo de que la tasa de desempleo podría llegar al 20% en mayo, una subida abismal comparada con la actual del 14,7 % que sitúa el paro a niveles no vistos desde la Gran Depresión de la década de 1930.
“Mirando la llegada de peticiones, parece que probablemente nos acercaremos al 20% en el próximo informe” correspondiente a mayo, indicó Hasset en la cadena CNN.
Para paliar los estragos económicos, la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. ha lanzado todo su arsenal monetario con inyecciones masivas de liquidez en los mercados financieros, compras masivas de deuda y ha bajado los tipos de interés prácticamente a 0 %, mientras que el Congreso ha aprobado varios programas de estímulo fiscal por valor de casi 3 billones de dólares.
Los demócratas, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, quieren aprobar en los próximos días un paquete de estímulo con una partida de 750.000 millones de dólares para ayudar a los estados más castigados por la pandemia, como Nueva York.
A la Casa Blanca le preocupa que una nueva inyección de liquidez aumente la deuda pública, que ya es de 25 billones de dólares; y, por eso, hasta ahora, se ha resistido a negociar con los demócratas.
NEGOCIACIONES “INFORMALES” PARA UN NUEVO PAQUETE DE ESTÍMULO
Sin embargo, Larry Kudlow, el principal asesor económico de Trump, desveló este domingo que existen conversaciones “informales” con los demócratas para un nuevo paquete de estímulo.
“Son conversaciones informales. Estamos recolectando ideas para ver cuáles serán los siguientes pasos”, dijo a la cadena ABC Kudlow, quien detalló que el viernes ya tuvo una reunión telefónica con 50 legisladores demócratas y republicanos de la Cámara de Representantes.
Mañana lunes, indicó Kudlow, también conversará sobre el tema con senadores de ambos partidos.
EL DOCTOR “ESTRELLA” ESTÁ EN AISLAMIENTO “PARCIAL”
En paralelo, dentro de la Casa Blanca, ha crecido la preocupación por la llegada del virus al círculo más cercano a Trump con la confirmación de tres casos en las últimas horas.
El jueves dio positivo un asistente personal del mandatario; y el viernes se confirmó el contagio de la portavoz de prensa del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, así como de una asesora de Ivanka Trump, hija del mandatario.
Como resultado, tres figuras clave para la respuesta sanitaria ante el virus tendrán que tomar precauciones durante las próximas dos semanas.
Dos de ellos estarán en aislamiento estricto, mientras que el principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU., el doctor Anthony Fauci guardará una cuarentena “parcial”, en la que trabajará desde casa, pero acudirá a algunas reuniones protegido con mascarilla, indicó a la prensa su portavoz.
Fauci, de 79 años, lideró la respuesta de EE.UU, al sida en los años 90 y, en la actual crisis, se ha convertido en una figura de confianza para muchos estadounidenses, que valoran sus consejos basados en evidencias científicas frente a las teorías conspiratorias de las que suele hacerse eco Trump.
Estados Unidos sigue siendo el mayor foco del mundo en términos absolutos con 1,3 millones de casos y, al menos, 78.000 muertes por coronavirus, según el recuento extraoficial de la Universidad Johns Hopkins.
EFE