Antes de la actual pandemia, los Betacoronavirus, un grupo de coronavirus que infecta a mamíferos, habían causado dos graves epidemias: la de SARS, en 2003, y la de MERS, en 2012. El reservorio natural de estos virus, es decir, el grupo de animales hospedadores donde se replican y evolucionan, son los murciélagos. Pero en ambos casos, los virus no llegaron hasta humanos hasta después de infectar a hospedadores intermedios: otros animales, en esta ocasión civetas y dromedarios, que sirvieron como «puente» hacia las personas.
Por ABC
Las evidencias genéticas apuntan a que el SARS-CoV-2 proviene de un virus presente en murciélagos y se sostiene que lo más probable es que infectara a un hospedador intermedio que facilitó su transmisión hasta humanos, causando la terrible pandemia de la COVID-19. Conocer cómo ocurrió es clave para controlar la aparición de nuevos virus, pero todavía no se ha dado con ese hospedador intermedio.
Ahora, un estudio que se ha publicado en « PLOS Pathogens», y realizado por investigadores del Instituto de Recursos Biológicos Aplicados de Guangdong, en China, ha concluido que uno de los sospechosos que más veces se ha señalado como hospedador intermedio, el pangolín malayo, no es la fuente directa de la actual pandemia.
«Nuestro estudio no apoya la idea de que el SARS-CoV-2 evolucionara directamente del pangolín», han concluido los autores, encabezados por el investigador Jinping Chen.
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