Las crisis y tragedias económicas, tienen Padres y Responsables. El problema es ideológico. Muchos por confusión y complejo, niegan de manera reiterada ésta afirmación y desvían la discusión sobre el tema. Ahora bien, la idea de que los Gobiernos deben intervenir en la economía no es huérfana. Todas las ideas tienen consecuencias: las ideas buenas, consecuencias buenas, y las ideas equivocadas o malas, consecuencias malas. El intervencionismo moderno en lo económico tuvo un padre reconocido, perfectamente identificable: se llama John Maynard Keynes. Su famoso libro, la Teoría General del Empleo, el interés y el dinero que fue publicado en 1936. Si excluimos a Carlos Marx, quien vivió en el siglo XIX, el economista quizás más influyente del siglo XX y al mismo tiempo de enorme y nefasta influencia fue Keynes. Logró moldear el discurso político del siglo XX, no solo en los países desarrollados, sino también en los llamados “Tercer Mundo”. Keynes, sin quererlo contribuyó al advenimiento del socialismo. Keynes, recomendó que los Gobiernos tenían que intervenir para resolver los problemas del desempleo y recesiones económicas, y para ello tenían que utilizar el Gasto público. Jamás se preocupó por la productividad de los empleos creados por el Gobierno, y tampoco de donde va a salir el dinero para pagar las nóminas. Keynes tuvo la solución: que el Banco Central, imprimiera los billetes, para eso está dijo. Pero, y la inflación? Bueno, la inflación logra menor desempleo, suponía Keynes, y de esa noción surgieron muchas fantasías y disparates de muchos economistas influenciados por él, que hacían dibujos y curvas en las pizarras tratando de explicarlos y justificar, algo así como una ingeniería social. Sus insensatas teorías se convirtieron en la ciencia sobre la cual se basan casi todas las políticas gubernamentales desde la crisis y recesión del año 1929. Sin embargo para ser justos el mayor daño lo hicieron sus seguidores confundidos, algunos de ellos muy influyentes en universidades de prestigio académico como Harvard, Berkeley, Stanford y Yale. En una conversación con su principal contendor en La Universidad de Cambridge en Inglaterra, como lo fue Hayek, y quien le preguntó si no le preocupaba la manera como sus seguidores aplicaban sus ideas, él dijo los siguiente: ah, si ya sé, son unos tontos. Pero esos tontos, desde entonces, asesoraron y asesoran a muchos gobiernos. Keynes prometió revisar su obra, pero la guerra se lo impidió, y murió. En una ocasión se le preguntó si no le preocupaban las consecuencias a largo plazo de sus políticas, consistentes en imprimir dinero y echarlo a rodar. Keynes, respondió:”en el largo plazo todos estaremos muertos “. En eso tuvo razón. Pienso que estas reflexiones sobre estas ideas de intervención gubernamental en la economía y cualquier Plan económico pueden ser útiles en ilustrativas de lo no debemos hacer en Venezuela.
Venezuela necesita un Plan que estimule la oferta o producción para Crear Riqueza y sostener el desarrollo. Un Plan para acabar con la inflación, construir una economía de libre mercado y lograr un crecimiento económico sostenido. Un Plan donde el empresario tenga un rol fundamental. Un Plan que se ocupe más de la producción u Oferta. La economía de la oferta encuentra que el éxito económico de un país depende de factores como: capitalización de los particulares, moneda dura, bajos impuestos, ahorro interno, canalización eficiente de ese ahorro hacia la inversión privada, libre competencia,menos regulación, respeto a los contratos y a la propiedad privada, y mayor explotación de las oportunidades de negocios por los empresarios privados en lugar del Estado. Esos factores no tienen que ver con la demanda de bienes y servicios o las necesidades humanas que estos satisfacen, sino con las condiciones y capacidades de la oferta para producirlos. Para ello es importante una buena conducta microeconomica, porque de ello depende la creación de riqueza, a cargo de los particulares y sector privado. Una visión de la economía desde el punto de vista de la Producción.
Si bien todos somos capitalistas, no todos somos empresarios en el sentido de emplear factores productivos ajenos y pagarles. Pero todos nos comportamos como empresarios en la medida en que buscamos el máximo rendimiento para nuestros recursos, y en que corremos riesgos, y todo por el incentivo. Capitalistas y empresarios, así como trabajadores y productores en general, funcionamos según incentivos. Somos quiénes creamos la riqueza, y no los Gobiernos. Aunque los Gobiernos pueden afectar negativamente el proceso de creación de riqueza, cuando alteran nuestros incentivos. Como? Cobrando demasiados impuestos, y emitiendo dinero inorgánico y reduciendo así su valor. El plan económico de la transición debe sentar las bases para lograr sostener el desarrollo. Necesitaremos instituciones de Primer mundo porque la economía funciona dentro de un amplio ámbito institucional en el cual la cultura y la ideología pueden ayudar un obstaculizar el crecimiento económico de una nación a través del tiempo. La historia demuestra que las ideas, idelogias, mitos, dogmas y prejuicios si importan.
Para la etapa de creación de riqueza y de ajustes microeconomicos, se necesitará gente entrenada en estas ideas. Identificada y empapada con los conocimientos apropiados, a un grado tal de capacidad para ejecutar correctamente y para comunicar. No creemos en el mito del divorcio entre ejecución y comunicación. Un líder o equipo que fracasa es porque ejecuta un guion incorrecto, y si no lo puede explicar convincentemente es por eso mismo., y porque no se preparó lo suficiente para hacerlo. En Europa Oriental, en Africa y en América Latina, la transición hacia economías de libre mercado ha enfrentado muchos problemas de distinta naturaleza. Pero el principal es éste: no ha habido equipos de gente suficientemente familiarizada con las posiciones, propuestas y el conocimiento en la construcción de economías libres y en la desestatizacion, como para colocarse al frente de éstos procesos. Y no los hay por demasiadas décadas de prensa y demás factores de poder partidarios del socialismo e intervención gubernamental en la economía que no permitieron la discusión y preparación en construcción de economía de libre mercado. Al no haber gente preparada en ello, se recurre a personas que hasta ayer eran Socialistas o estatistas, que no han tenido tiempo de prepararse en otra cosa. El gradualismo no es viable en la construcción de una economía libre en Venezuela. La transición debe ser clara y eliminar los obstáculos a la empresa privada para que pueda crear riqueza.
Tenemos que erradicar el rezago en relación a las ideas del primer mundo. No podemos equivocarnos.
Néstor Suárez, Economista, Msc y Phd en Economía