La crisis del agua se ha profundizado con carácter de alarma durante la cuarentena, a tal magnitud que decenas y decenas de familias caraqueñas han tenido que encarar a la pandemia de coronavirus para instalarse con botellones y tobos en el pie de El Ávila y así abastecerse del líquido que, por menos procesado que sea, viene del pulmón natural de la capital.
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Sin respuestas por parte de las autoridades, y pese a la precaria situación, el venezolano emprende su aventura familiar para llevar agua a sus hogares: “Coño que se aboquen papá, que el Gobierno se aboque a lo que verdad debe hacer, no hay luz, es la pandemia y piden que nos quedemos en casa, pero cómo nos quedamos en casa con esta crisis“, manifestó una señora desesperada por el drama de los servicios en los tiempos del covid-19.
“Las cisternas son un paño de agua caliente“, complementó un habitante del este de la ciudad que tomó sus botellones y dejó de trabajar un día para hacerse con el líquido.
Comunidades con más de 20 días sin agua, se han organizado para poner en peligro su salud y hacer colas en las orillas de la Cota Mil, puesto que Hidrocapital no consigue explicar las verdaderas razones de la escasez: “Ya nos acostumbramos“, manifestó un habitante de la parroquia Altagracia.
Reportaje de Daniel Guillermo Colina // lapatilla.com