Una estrategia es una visión y proyección de largo plazo (?) que se “relativiza” en cada caso y circunstancias. En el caso venezolano ya no hay paciencia en la mayoría. Y las frustraciones políticas y las urgencias económicas no propician la “espera” y menos con tantos “opinantes en RRSS y evidente división en la dirigencia política. Vamos a los hechos.
1-Muere HCHF y designa un heredero, electo (?) en elecciones fuertemente dudosas. El candidato opositor HCR, promete “cobrar” y hay un gran potencial de movilización “de calle”. Todo se diluye y se le pasa la “responsabilidad” al “tiempo de Dios”, respetable frase bíblica, pero que en la historia concreta toca definir a los seres humanos.
2-El potencial de “calle” se canaliza entre 2014 y 2017 con resultados conocidos y con altos sacrificios y costos pagados.
3-En 2015 se impone la línea sensata y unitaria de las elecciones con un éxito total y la torpe promesa de las altas expectativas de cambio en un corto-plazo. El resultado es obvio.
4-En 2019, entre el VAMOS BIEN triunfalista y VAMOS MUY BIEN, reincidimos en las expectativas no cumplidas y la gran frustración colectiva, aunado a la crisis económica y social y al éxodo masivo (cinco millones obligados a irse), más la burla de los “diálogos y negociaciones”.
5-Llegamos a la locura de una oposición, no sólo dividida sino, todos descalificando a todos y las perversas e infantiles tesis de: Invasión, golpe, colaboración… Y otra vez discutiendo ad-infinitum: si negociamos o no, si se va o no a elecciones. El problema no es quién tiene “razón”, sólo después se “sabrá” ; lo importante es “ubicarse” en la realidad y “medir” con objetividad fortalezas y debilidades del régimen y de la oposición y ACTUAR en consecuencia, indistintamente de lo que pensemos y deseemos cada quién.
6-El escenario internacional no depende de nosotros. Hay realidades geo-políticas y económicas con sus propias dinámicas, como la “aparición” no prevista, hace un año, de la pandemia-global, con la cual estamos lidiando. Mi impresión es que cada partido y liderazgo y sectores y grupos de influencia tienen “agendas particulares” y ocultas, la “desconfianza” priva y el régimen la estimula y se aprovecha políticamente para “permanecer” a pesar de sus propias diferencias y contradicciones internas. El miedo común a perder el poder los une. En la oposición, aparte de miedos y temores compartidos y algunos intereses “non-santos” y el empeño suicida del “candidato soy yo”; “mi partido es el más importante”. Y el perverso y estéril desenfoque político de la “oposición” en el exterior.
El régimen de manera hábil, J.V. Gómez lo hizo con mucho éxito y los “castristas” ni hablar, tienen penetrada hasta los tuétanos a la oposición de adentro y de afuera, con amenazas y corrupción a muchos y muchos socios y camuflados, casi siempre los más radicales, para disimular y engatusar ingenuos opositores que sobran. Las coyunturas cambian, todo puede pasar, pero nadie sabe el cuándo y el cómo. La coyuntura internacional en este momento de pandemia, recesión y contracción económica global y elecciones en EEUU no creo que permita involucrarse a fondo y a todo riesgo a nadie, y las “sanciones” tienen sus límites y eficacia relativa. Lo único políticamente real que visualizo son las elecciones “negociadas” y la oferta norteamericana de dejar al actual alto mando para garantizar la gobernabilidad y la eventual transición. Lo perfecto-teórico, conspira contra lo buen real. La realidad manda en cosas ordinarias y pedestres de la vida, como política y economía.