Mientras en Venezuela se avanza en el modelo de flexibilización de la cuarentena implementado por la administración en disputa, a lo interno crecen las críticas desde varios sectores de la sociedad; unos por lo que consideran como una exclusión del nuevo mecanismo, y otros por la falta de condiciones de prevención para evitar la propagación del virus. Alvaro Algarra de la Voz de América con los detalles desde Caracas.
Por VOA
Maduro dijo el miércoles que se registraron 236 casos de contagio, la cifra diaria más alta desde que se inició el confinamiento. Grupos no gubernamentales y la Universidad Johns Hopkins han expresado dudas sobre el alcance de las pruebas realizadas y las cifras oficiales de Venezuela.
El 1 de junio comenzó a regir un modelo de cinco días de flexibilización por 10 de cuarentena, que cambió a la semana por un sistema de siete días de reclusión por siete de actividades, aunque no para todos los sectores.
“Es como retomar la rutina de uno, dejé la depresión (…) estoy supercontenta”, dijo Yolimar Quintero, una abogada de 47 años, dentro de un gimnasio del este de Caracas, que funciona desde el lunes, pero solamente por cinco horas.
A poca distancia, Natalia Álvarez, una mercadóloga de 38 años, entrenaba con pesas y dijo que era “normal que dé un poquito de miedo”, pero que lo más importante eran las medidas de distanciamiento.
El local, que exige el uso de tapabocas y guantes para ingresar cuando se le toma la temperatura a los usuarios, tenía unas 50 personas en sus amplias salas divididas en dos pisos, según testigos.