Las ideas sobre Pretorianismo de tantos pensadores como Huntington y Perlmutter, que se resumen en la conformación de “un poder político y militar abusivo e ilegitimo”, encallan en esta realidad atrabiliaria y diabólica en la que navegamos.
Venezuela en democracia logró conformar unas fuerzas armadas no exentas de problemas, pero que fueron definiendo un perfil profesional que llegó a ser ejemplo en Latinoamérica.
Durante 50 años, antes del advenimiento de la democracia, hubo avances para la creación de unas fuerzas armadas profesionales. Rómulo Betancourt, al asumir en 1959 la Presidencia de la República, definió el rol histórico de la Institución castrense en el nuevo sistema político.
1.- El carácter institucional de la Fuerza Armada
2.-Confianza de la Sociedad civil en la Institución
3.-Defensa de los intereses de Venezuela
4.- Perfeccionamiento profesional y Técnico. Ajenas al partidismo.
Brillantes venezolanos ejercieron la profesión militar y lucharon contra las bandas de Fidel Castro, que siempre fue un obsesionado por apoderarse de Venezuela, hasta lograr colonizarnos.
Lo más cercano a esta fatídica realidad nos traslada al siglo XIX, ejércitos dirigidos por mercenarios. Las fuerzas armadas actualmente como Institución jurídica no existen. Son grupos mafiosos que repetimos no encajan dentro de las calificaciones que hoy se han diseñado para estudiar los ingentes problemas dentro de un estado de derecho.
El castrochavismo ordenó inicialmente un adoctrinamiento ideológico, que derivó al perfil de hoy: montoneras delincuenciales al servicio del terrorismo mundial, a cambio del enriquecimiento mediante el saqueo del país, por parte de la cúpula armada conocida como el generalato. Los integrantes de esta secta mafiosa, encadenadas por el superpoderoso Padrino López, maneja un presupuesto de defensa de aproximadamente 14 mil millones de dólares anuales, sin control alguno, del cual reparten miserias a las grandes mayorías integrantes de los distintos componentes, que ahora incluye una llamada milicia bolivariana, que viven de delinquir y recibir dádivas, como las bolsas del Clap de Saab y de Bernal.
El generalato mafioso, maneja las estructuras del Estado criminal. Obviamente, la anarquía se manifiesta en todas las Instituciones. Veamos:
La lucha contra la delincuencia ofrece como resultado a un país con las más altas tasas de homicidios del mundo. Un miembro del generalato dirige el Ministerio de Relaciones Interiores y el otro la Policía Nacional Bolivariana. Los guardianes de la paz están acusados de narcotráfico y crímenes de Lesa Humanidad. Lo mismo sucede con la guardia nacional bolivariana. Otros miembros de la mencionada mafia dirigen los servicios de inteligencia convertidos en verdugos de las fuerzas opositoras, instrumentos de terrorismo mundial y asesinos de dirigentes políticos.
La economía del país está en manos de esta pandilla, que manejan la cadena completa de producción, distribución, comercialización e importación de productos básicos en todos los rubros.
El generalato impresentable quebró PDVSA, el sector eléctrico, el metro de Caracas, la CVG y cientos de empresas de transportes, construcción, agricultura, minerías, donde se han repartido las minas como premio del usurpador a la lealtad.
Falsas misiones han sido el pasaporte para el enriquecimiento de este grupo. En misión Mercal, se llevaron hasta las oficinas; misión abastecimiento soberano y seguro, crea el mayor el desabastecimiento que se conozca.
Estas ruines catervas militares para sus fechorías se han repartido el país. Las llamadas zonas de defensa integral (zodi), así como las regiones estratégicas de defensa integral (Redi) son las cadenas para transportar en forma segura por el territorio nacional, la droga, el oro, el diamante y todos los bienes saqueados, hasta llevarlos a la rampla presidencial, para el feliz viaje a Cuba, Turquía, Irán y restos de países terroristas.
También tienen bancos, medios de comunicación, transporte por aire, mar y tierra y el control absoluto de las aduanas y puestos fronterizos. Los cuarteles, cuidadosamente resguardados, son utilizados para enfriar los cargamentos que saldrán al exterior. A ello se une el contrabando y tráfico de personas, especialmente en la frontera colombo-venezolana.
De lo aquí señalado se deduce que es necesario una transformación institucional que sustituya este generalato perverso y que surja una nueva generación militar apartidista, no deliberante y sujeta al control civil. Retomar la democracia pasa por redefinir el papel de las Fuerzas Armadas bajo estas premisas básicas.
Se hace indispensable una reforma constitucional que integre nuevamente el papel supervisor del poder legislativo y se elimine la incorporación de las fuerzas castrenses en papeles distintos a las que corresponden en un estado de derecho democrático.
Se debe legislar sobre un nuevo instrumento, que sustituya los que hoy sustentan, los abusos promulgados por decreto del castrochavismo en el año 2008 que vulneran su institucionalidad y la doctrina militar.
Eliminar por inconstitucional la llamada milicia nacional Bolivariana, formada por colectivos y delincuentes del régimen y retornar a los cuatro componentes: ejército, armada, fuerza aérea y guardia nacional.
Devolver a la institución la ética, los valores y principios dentro del sector y castigar al generalato que debe responder por crímenes, saqueos y terrorismo.
P.D. Para muestra dos ascensos:
1.-Mayor GNB Diego José Challas Caraballo, procesado por la corte marcial del tribunal militar, en marzo del 2015, por delitos de abuso de autoridad y violencia contra las personas. Autor de la masacre contra personas en la población de Cariaco, estado Sucre, en noviembre de 2016.
Capturado por funcionarios de “Faes” de sucre por posesión de toneladas de droga, ascendido a Teniente Coronel por el Usurpador.
2.- Mayor Granado Ortega. Solicitado por tortura y crímenes de lesa humanidad. Ascendido por haber asesinado al Capitán Acosta Arévalo y a Oscar Pérez.