La definición de “cleptocracia” cabe a la camarilla de usurpadores que dominan hoy en el país las instituciones venezolanas, la primera de ellas, la presidencia de la república. Consiste en un sistema de gobierno centrado en el enriquecimiento de sus propios dirigentes para saquear el Estado, en lugar de buscar el bien común. Para ello, aprovechan los recursos públicos. La corrupción y el robo son institucionalizados como mecanismos de participación en el poder, principalmente a través del nepotismo, el clientelismo, el peculado y otros delitos conexos, como prevaricato, concusión o cohecho.
Su definición precisa: “aunque en todos los sistemas de gobierno se pueden registrar hechos de corrupción y acciones ilegales, lo que distingue a la cleptocracia es la extensión de estas prácticas a todos los ámbitos y como esencia del régimen”. Tal característica asegura la impunidad, en la medida en que no hay sector del poder libre de delito. En la Venezuela madurista, como el poder ejecutivo controla todos los demás poderes públicos, no solo se afianza la cleptocracia, sino que tiende a perpetuarse. Los siguientes son 3 de sus principales instrumentos.
El clientelismo consiste en recibir beneficios que se otorgan a alguien de parte de un gobernante o aspirante a una responsabilidad pública, a cambio de recibir favores, sumisión, complicidad, o apoyo ideológico y político. Ha sido una lamentable tradición, especialmente en Latinoamérica, de regímenes populistas que estimulan mecanismos acomodaticios o utilitarios de adhesión al líder para ampliar su capacidad de influencia y poder, con frecuencia de manera efectista y demagógica. Este rasgo es inherente al proyecto militarista y concentrador de poder del chavismo, desde sus inicios.
El nepotismo, palabra procedente del latín nepos, sobrino, e ismo, doctrina, teoría o tendencia, significa, como definen varios diccionarios de internet, la preferencia desmedida de funcionarios públicos por otorgar cargos, empleos o trabajos, especialmente en la administración del Estado, a familiares o amigos de confianza muy cercanos, sin considerar sus méritos, capacidad o preparación previa, sino su lealtad. Es una constante del chavismo.
Cleptocracia y peculado están estrechamente conectados. La Enciclopedia Jurídica 2020 define peculado como sustracción, apropiación o aplicación indebida de los fondos públicos por parte del funcionario a quien ha sido confiada su custodia o administración en razón de su cargo. Es conocido igualmente como malversación de caudales. Se aplica a los empleados públicos porque este delito contradice la recta actuación de los funcionarios en la administración estatal.
Transparencia Venezuela, cuya fundadora en 2004 y directora ejecutiva es Mercedes de Freitas, ha logrado un trabajo serio, sostenido y rigurosamente sustentado en sus distintos informes, para poner al descubierto la magnitud de la cleptocracia del régimen venezolano, convertida en norma después de más de 20 años de hegemonía en todos los ámbitos. Es tan grave la situación que, en palabras de la directora de Transparencia, “La corrupción en Venezuela mata”. Los equipos de investigación han recogido de manera sistemática informaciones que demuestran los grados altísimos de corrupción en el Ejército, en el Poder Judicial, en la empresa estatal PDVSA, para citar los más emblemáticos.
En medio de una tiranía que persigue, apresa, tortura y asesina a sus opositores, a pesar de las difíciles circunstancias de trabajo pues “la corrupción es cada día más sofisticada, flexible y amplia”, en entrevista a De Freitas del 26/07/2019, al ganar el premio de Liderazgo Anti-corrupción, Papagayo News destaca algunas de sus afirmaciones. Transparencia reúne valiosos datos “que pueden ser puestos en acción para ayudar a procesar a los corruptos en los tribunales venezolanos una vez que el sistema de justicia independiente regrese al país.”
Con la vista puesta en una democracia exigente para dejar definitivamente en el pasado la democracia complaciente que facilitó su desmantelamiento por el proyecto chavista, Mercedes de Freitas anuncia que “ya estamos preparando nuestras propuestas para construir un sistema institucional anticorrupción y antiimpunidad”.
Solo así podemos construir un proyecto genuinamente republicano, que incorpore el ejercicio activo de las virtudes cívicas. Es indispensable la socialización e interiorización de estas en las prácticas cotidianas de cada uno de los ciudadanos, desde la educación y la acción de las instituciones pertinentes.
En Venezuela se requieren supremacía de la ley y Estado de Derecho, reconstrucción de instituciones sólidas, conciencia de que una democracia madura es participativa, con respeto a los otros, con pluralismo y tolerancia. El apego estricto a la legítima legalidad y a los derechos humanos son imprescindibles.