El total de emisión de CH4 se situó en 592 TG (tera gramos) y el volumen sumido alcanzo los 571 TG, lo que implica un aumento de 21 TG. Se observa que la mayor emisión ocurre en el sector agrícola y de residuos con el 38.3 %. Le siguen: Los humedales con 32.8 %; la producción y uso de los combustibles fósiles con 18.2 %, emisiones naturales 6.6 % y quema de biomasa con 4.7 %. En lo atinente a la reducción, el 93 % se debe a reacciones químicas en la atmósfera y el 7 % restante es absorbido por el suelo.
Comprender y cuantificar el balance global de CH4 es importante para evaluar vías realistas para mitigar el cambio climático. Sus emisiones y su concentración en la atmósfera continúan aumentando, lo que lo convierte en el segundo gas de efecto invernadero con influencia humana más importante en términos de cambio climático, después del dióxido de carbono (CO2). La importancia relativa de CH4 en comparación con CO2 depende de su vida atmosférica más corta, su mayor potencial de calentamiento y las variaciones en la tasa de crecimiento atmosférico durante la última década.
Para verificar futuras reducciones de emisiones, por ejemplo, para ayudar a llevar a cabo el inventario del Acuerdo de París (COP21), se necesita un monitoreo sostenido y a largo plazo del ciclo de metano para alcanzar una estimación más precisa de las tendencias y reducir las incertidumbres en las emisiones antropogénicas.
Reducir las incertidumbres en las emisiones de CH4 es complicado, ya que estas son consecuencia de una variedad de procesos, que incluyen fuentes naturales y antropogénicas, fuentes puntuales y difusas, y fuentes asociadas con tres clases de emisión diferentes (es decir, biogénica, termogénica y pirogénica). Estas múltiples fuentes y procesos requieren la integración de datos de diversas comunidades científicas, que en la mayoría de las veces son disimiles. Por otra parte, el hecho de que las emisiones antropogénicas sean el resultado de fugas involuntarias en la producción de combustibles fósiles o la agricultura complica aún más las estimaciones de tales emisiones. De allí que el GCP busque armonizar la data de las emisiones de CH4, con el objetivo de establecer estrategias y métodos comunes para minimizar tales emisiones.
Dentro del marco descrito anteriormente, hoy en día, grandes volúmenes de CH4 se incendian anualmente, en forma controlada, en los sitios de producción de petróleo y gas en todo el mundo. El gas quemado desperdicia un valioso recurso energético que podría utilizarse para apoyar el crecimiento económico y el progreso. También contribuye al cambio climático al liberar millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Esta quema de CH4 sucede cuando las barreras al desarrollo de los mercados de gas y la infraestructura de gas impiden su uso.
Conocer con exactitud el CH4 arrojado a la atmósfera en la industria de los combustibles fósiles es bastante difícil, ya que los países son muy celosos en proporcionar cifras sobre el particular, por razones obvias. En tal sentido, se utilizan algoritmos que mediante fotografías satelitales permiten tener una idea de estos volúmenes.
La gráfica a continuación muestra esta data. Se observa que la quema de gas global aumentó a niveles no vistos en más de una década, a 150 mil millones de metros cúbicos (150 GM3 = 14513 MPCD), equivalente al consumo total anual de gas del África subsahariana.
El aumento del 3%, de 145 GM3 en 2018 a 150 GM3 en 2019, se debió principalmente a aumentos en tres países: Estados Unidos (un 23% más), Venezuela (un 16% más) y Rusia (hasta un 9%). La combustión de gas en países frágiles o afectados por conflictos aumentó de 2018 a 2019: en Siria en un 35% y en Venezuela en un 16%, a pesar de que la producción de petróleo se aplanó en Siria y disminuyó en un 40% en Venezuela.
Es de acotar, que al considerar un volumen de 2000 MPCD, Venezuela pasaría a ocupar el 2do. lugar en la lista mostrada .
La quema de CH4, asociada con la extracción de petróleo, tiene lugar debido a limitaciones técnicas, regulatorias y/o económicas. Da como resultado más de 400 millones de toneladas de emisiones equivalentes de CO2 cada año, y desperdicia un recurso valioso, con impactos dañinos para el medio ambiente por las emisiones de metano no quemado y carbono negro.
Con el objeto de cambiar esta situación el Banco Mundial ha creado un organismo denominado Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas Global (GGFR). Está asociación está conformada por gobiernos, compañías petroleras e instituciones internacionales que trabajan para terminar con la quema de gas de rutina en los sitios de producción de petróleo y gas en todo el mundo.
Para obtener más información y una lista completa de los gobiernos, las compañías petroleras y las instituciones de desarrollo comprometidas con la iniciativa de “Cero quema de gas en el 2030”, visite el link: https://www.worldbank.org/en/programs/zero-routine-flaring-by-2030
Nelson Hernández es ingeniero energista @energia21 y Académico de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela