Están presentes en Venezuela desde 1.999. Llegaron para lo que sería un apoyo momentáneo tras el deslave en Vargas. Se instalaron luego de un acuerdo binacional y en ellos el chavismo encontró el puente ideal para penetrar su estrategia política en los barrios a través de un proyecto sanitario, sin rendición de cuentas. Han intentado avanzar bajo la misma figura en otros países de la región y ahora es en Colombia donde el riesgo se aproxima bajo brigadas médicas cubanas.
Raylí Luján / La Patilla
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero encendió la polémica con una propuesta que se dio a conocer el pasado fin de semana en la que se solicitaba al gobierno de Cuba una brigada médica con la capacidad de atender 600 Unidades de Cuidados Intensivos en medio de la crisis por Covid-19 en ese país. Aunque la petición que se viralizó en redes sociales recibió el respaldo del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, y el gobernador del departamento del Magdalena, Carlos Caicedo, también fue extremadamente cuestionada por líderes políticos y ciudadanos en general.
“Alcalde Quintero propone traer médicos cubanos a Medellín. Hasta que el lobo mostró las orejas. En Venezuela, los médicos cubanos son espías al servicio del comunismo.#NoAMédicosCubanos”, escribió en la red social Twitter el senador colombiano, Fernando Araújo Rumié, militante del Centro Democrático.
Ante el debate generado sobre la posibilidad de instalar una delegación de médicos cubanos en Colombia, la Federación Médica Venezolana, dirigida por Douglas León Natera fue consultada por LaPatilla.com sobre lo qué ha significado la presencia de estas figuras en las comunidades más vulnerables de la nación, con la llegada del chavismo al poder hace más de 20 años.
León Natera recuerda cuando llegó la primera misión de supuestos médicos cubanos con la tragedia de Vargas en diciembre del año 1.999 y cómo a propósito de ello fueron quedando en el país con la intención de firmar los años siguientes un acuerdo cubano-venezolano.
“En ese entonces nos dejaron revisar apenar 67 carpetas, de esas 67 carpetas de supuestos médicos, ninguno era médico, y esto fue reconocido incluso por el Colegio de Médicos de Caracas, por su presidente que era chavista, y de ahí en adelante, cuando fue la delegación a revisar nuevas carpetas, se las habían llevado y no permitieron revisar ninguna más. No supimos más de las credenciales de estos supuestos médicos e incluso hablando, cuando se podía hablar con algún director de salud del gobierno del extinto Chávez, ellos decían que no tenían conocimientos de esas carpetas y no sabían de que se trataban sino que habían sido traídos por el gobierno nacional, entonces allí se ve que ejercieron ilegalmente y los que siguen aquí siguen ejerciendo ilegalmente, no tienen ningún aval profesional”, sostiene León.
El representante de la Federación de Médicos en Venezuela no duda al indicar que la intención de buscar el apoyo de estas brigadas cubanas es política. Considera así que son “instrumentos políticos de penetración castro-comunistas” y lo pone en evidencia con ejemplos similares en Bolivia o Brasil, donde luego de comprobarse la falta de credenciales y la sustitución de ello por actividades estadísticas o de proselitismo político, fueron expulsados de esos países a raíz de la llegada de nuevos gobiernos, como el de la presidenta Jeanine Áñez o Jair Bolsonaro.
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“La presidenta Áñez y el primer ministro de Salud que nombró, el Doctor Aníbal Cruz, demostraron que de 750 médicos cubanos en Bolivia, el 70% no eran médicos y el resto eran técnicos o enfermeros. Los sacaron entonces empezando el mes de enero de este año”, explica León, quien también aprovecha de hacer referencia a un caso en una ciudad de Italia, donde las autoridades sanitarias interpelaron a la alcaldía y demostraron que los cubanos instalados no eran médicos.
“Nunca demostraron que eran médicos y una parte de la delegación se quedó haciendo jornadas infantiles, limpiando los parques, haciendo inspecciones de ornamentación. Entonces, ¿qué profesional, qué médico va a ir a un país contratado para médico y va a terminar haciendo aseo, trabajos de aseadores? Eso lo hacen los cubanos porque van con otra intención, y esa es la intención que tiene este gobierno allá en Medellín, de llevar estos estadísticos cubanos, expertos en sus políticas para catequizar a los colombianos de poca situación económica, abusando de su condición y por supuesto del entendido que son la panacea y resulta que no son médicos”, agrega.
El riesgo de instalar un adoctrinamiento comunista
Para el doctor José Félix Oletta, exministro de Salud en Venezuela, cualquier país que decida llevar una misión cubana estaría a riesgo de que avanzara la ideología comunista entre su población. “Las brigadas médicas cubanas no tienen nada que ver con calidad en los servicios de salud ni indicadores, tiene que ver con presencia de activistas políticos (…) son un instrumento de orden político más que de beneficio de salud pública”, señala.
Oletta detalla cómo a través de la inserción en los ambientes comunitarios se procura organizar todo ese sistema paralelo de salud y a su vez a la sociedad. “Eso es innegable, como herramienta política sirvió como eje para desarrollar otras misiones que se multiplicaron infinito, porque creo que son más de 20-25 misiones, tratando de reproducir la misión Barrio Adentro. Entonces con esa fachada, casi mística-religiosa de una misión, se insertaron políticamente para establecer una organización del nuevo sistema comunitario, del poder comunitario, esa era una de las herramientas fundamentales”, puntualiza.
Insiste entonces en que el riesgo que representaría para Colombia reproducir ese modelo. “El hecho de que varios alcaldes de Colombia quieran continuarlo, pues simplemente no ven el riesgo que eso representa para la comunidad, primero porque no ofrecen ninguna garantía de calidad desde el punto de vista de la salud, y en segundo lugar propicia modelos de orden político, que están plenamente identificados”.
Desde la creación de un sistema paralelo de salud en 2003, con el que se terminó destruyendo al sistema de salud existente, se generó una serie de gastos extraordinarios que superaban los 30 mil millones de dólares en el 2003, 2004 y en adelante. Y aún así no se ven los resultados en términos de indicadores de salud, mortalidad infantil, materna, indicadores de enfermedades endémicas. En vez de reducirse, se multiplicaron, sin embargo genero una respuesta muy eficiente como instrumento de orden político para mantenerse.
Segunda intención de orden económico
El exministro de sanidad asegura que la presencia de médicos cubanos también conlleva a una intención de orden económico. Al menos en el caso de Venezuela ha sido de gran notoriedad desde lo que fue la creación de un sistema paralelo de salud en 2003, que de acuerdo a Oletta, destruyó el sistema existente, desechando programas nacionales y generando una serie de gastos extraordinarios que superaban los 30 mil millones de dólares desde el año 2003 en adelante, sin resultados en términos de indicadores de salud como mortalidad infantil, materna o enfermedades endémicas.
“En un momento dado los acuerdos con Venezuela representaron la más importante fuente de divisas para Cuba por encima de la venta de caña, por encima del turismo para la isla. Venezuela aportaba entre 4.500 y 5.500 millones de dólares para el mantenimiento del régimen cubano. Eso simplemente a través del convenio Cuba-Venezuela y era todo a favor de Cuba. En un año terminamos pagándoles más de mil millones de dólares. En vez de pagarles a los médicos venezolanos, se le pagaban a los cubanos que no sé si lo recibían directamente, porque eso era transferido directamente al Banco Central de Cuba”, apunta.
Y aunque los montos podrían haber disminuido en los últimos años con la contracción petrolera, los pagos se mantuvieron con la compra de medicamentos cubanos que anualmente representaba entre 700 y 900 millones de dólares.
En la actualidad se desconoce el número exacto de médicos cubanos en Venezuela. La cifra manejada por la administración de Nicolás Maduro recientemente rondaba los 18 mil pese a que en el momento de su llegada eran 30 mil. La aceptación de ellos en las zonas populares también descendió. Oletta y León Natera coinciden en esta apreciación.
“El venezolano no es tonto y sabe exactamente si su médico le da buenos resultados, si lo atiende bien, si no es un pirata, si lo atiende excelente, si le hace un examen clínico, uno de los retos fundamentales de ese sistema paralelo es que no tiene historias clínicas, cuando usted va a un consultorio popular, lo primero es abrirle la historia a un paciente, allí no hay historia, no hay examen clínico. Se desvaloriza el acto profesional, el acto médico que no se puede abandonar la parte humana, no todo es números. Llenan a medias las fichas e inventas las estadísticas del sistema (…) en las últimas evaluaciones que aparecen en memorias y cuentas del año 2015-2016 se veía el descenso de todas las actividades de Barrio Adentro y consultas”, opina Oletta.
Por su parte, León Natera, que reconoce el buen visto que le dio la población en principio, cree que luego de seis meses en convivencia con las brigadas el propio venezolano se dio cuenta que estaban ante inexpertos, “que usurpan funciones, en este caso, de médicos”.
“Los veían como alguien que venía a resolver algún problema con el supuesto de que los médicos venezolanos no querían ir a esas zonas, y resulta que habían 5000 ambulatorios y habían venezolanos ahí (…) cuando se descubrió que carecían de experiencia estos cubanos, porque a los seis meses la gente ya lo sabía, también habían sido creados los círculos bolivarianos que sirvieron para contención y no permitían las denuncias respectivas. Solo tenían que conformarse entonces con enterrar a sus muertos”, añade.