La más ambiciosa misión a Marte tendrá lugar hoy con el despegue desde el Centro Espacial Cabo Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida, en donde el enorme cohete Atlas V de United Launch Alliance será lanzado con la preciada carga útil: el próximo rover de la NASA llamado Perseverance (Perserverancia), que llegará al planeta rojo en febrero próximo.
Por infobae.com
El vehículo, del tamaño de un pequeño auto, tiene de seis ruedas y mantiene las mismas dimensiones de su predecesor de 2011, el robot Curiosity. Mide 3 metros de largo; 2,7 metros de ancho y pesa 1043 kilos. Tiene ojos (23 cámaras), oídos (dos micrófonos para escuchar los sonidos de Marte), un complejo laboratorio con 7 instrumentos científicos y un brazo robótico de dos metros.
Sus instrumentos más importantes son dos láseres y un equipo de rayos X que, proyectados sobre rocas, ayudarán a analizar su composición química y molecular, e identificar posibles compuestos orgánicos. A bordo, también lleva un minihelicóptero experimental de 1,8 kg, llamado Ingenuidad (Ingenuity), que intentará el primer vuelo de un helicóptero en otro planeta un mes después del aterrizaje del rover.
Perseverancia alcanzará el suelo marciano el 18 de febrero de 2021, en concreto en el cráter Jezero, donde corrió un río hace 3500 millones de años, depositando lodo, arenas y sedimentos. “Es uno de los deltas mejor conservados de la superficie de Marte”, según la científica de la NASA Katie Stack Morgan. En la Tierra, se han encontrado fosilizados microbios de miles de millones de años en rocas de deltas similares.
Después de seis meses de viaje, para aterrizar en Marte el Perseverance utilizará un paracaídas, un vehículo de descenso con retrocohetes llamado “skycrane”, que funciona así: después de que el vehículo viaje a una velocidad lo suficientemente lenta gracias al paracaídas, un escudo térmico se separa y la etapa de descenso se separa de la carcasa.
Los cuatro motores orientables logran reducir la velocidad de descenso. Y cuando se alcanza el valor de casi cero, el Rover se libera mediante unas sogas de acero que se utilizan para bajarlo al suelo. Luego, la carcasa se aleja impulsada por los retrocohetes sin dañar el robot.
El vehículo puede recorrer un promedio de 200 metros cada día marciano, el cual es ligeramente superior al de la Tierra (equivalente a 24 horas y 39 minutos), y con la denominada SuperCam, logrará obtener no sólo imágenes sino análisis de composición química y mineralogía del suelo con observación a distancia.
En busca de rastros de vida concretos
El planeta rojo una vez tuvo los ingredientes de la vida: agua, compuestos orgánicos y un clima favorable. En las muestras que recolectará Perseverance, los científicos esperan encontrar fósiles de bacterias o de otros microbios y confirmar que la vida existió en Marte. También está destinado a ser el primer paso en una ambiciosa misión de dos partes que, algún día, devolverá muestras marcianas a la Tierra.
La misión tiene dos objetivos principales: buscar rastros de vida pasada y recolectar muestras que serán selladas herméticamente en tubos dentro del vehículo explorador. Pero Perseverance probablemente no podrá decir si una roca contiene microbios antiguos. Para tener certeza, será necesario que las muestras sean finamente diseccionadas en la Tierra para eventualmente distinguir rastros microscópicos de organismos antiguos.
El Rover desenterrará partes de la superficie del planeta y recolectará muestras que, con suerte, serán recogidas por otra nave espacial que sea capaz de transportar dichos materiales de regreso a nuestro mundo. La NASA todavía está a muchos años de crear y lanzar los vehículos necesarios para llevar esas muestras de regreso a nuestro planeta, pero al menos el Rover Perseverance habrá desenterrado polvo y rocas para que la futura nave espacial pueda recuperarlas recién en 2031.
El robot más sofisticado en Marte
Solo los estadounidenses han logrado posar sobre Marte robots en forma exitosa; concretamente cuatro aterrizadores (fijos) y cuatro vehículos exploradores: Pathfinder, Spirit, Opportunity y Curiosity en 2012, el único que sigue activo. En los últimos 20 años se confirmó que el planeta tuvo océanos, ríos y lagos.
Pero fue Curiosity el que constató la presencia de moléculas orgánicas complejas. Los científicos piensan que la vida, en caso de haber existido en Marte, no tuvo tiempo para evolucionar a formas complejas antes de que el planeta se secara por completo.
Los primeros módulos de aterrizaje estadounidenses, el Viking 1 y 2, intentaron hallar señales de vida en 1976, pero no tuvieron éxito. “Los experimentos de detección de vida fueron un fracaso total”, dijo días atrás Scott Hubbard, quien lanzó el programa actual de exploración marciana en la década de 2000.
La NASA decidió entonces proceder por etapas: gracias al estudio de los suelos, el análisis químico y molecular de las rocas y las múltiples observaciones satelitales, los geólogos y los astrobiólogos gradualmente han comprendido dónde fluyó el agua y qué zonas podrían haber sido propicias para la vida. “Entender dónde pudo haber sido habitable Marte en el pasado, y qué huellas de vida estamos buscando, fueron pasos necesarios para enviar una misión, muy cara, a este lugar cuidadosamente elegido para recolectar muestras”, explicó Hubbard.
Un paso clave antes de la exploración humana
Tanto el sistema de Navegación por Terreno Relativo, que ayuda al rover a evitar peligros durante el aterrizaje de forma autónoma, como el conjunto de sensores de los Instrumentos de Entrada, Descenso y Aterrizaje del Laboratorio Científico de Marte 2 (MEDLI2 por sus siglas en inglés), que reúne datos cruciales durante su paso a través de la atmósfera marciana, ayudarán a las futuras misiones humanas a aterrizar con mayor seguridad y con cargas útiles más grandes en otros mundos.
Perseverance también posee características que ayudarán a los astronautas una vez que estén en la superficie de otros mundos: inteligencia de pilotaje mejorada para un viaje más eficiente y el conjunto de instrumentos del Analizador de Dinámica Ambiental de Marte (MEDA por sus siglas en inglés), que proporcionará información clave sobre condiciones meteorológicas, clima y polvo.
Por otra parte, la prueba de la tecnología del Experimento de Utilización in situ del Oxígeno de Marte (MOXIE por sus siglas en inglés) tiene como objetivo producir oxígeno a partir del dióxido de carbono captado de la atmósfera marciana, demostrando una manera en que futuros exploradores podrán producir oxígeno para la propulsión de cohetes y para respirar.
“Es la primera vez en la historia que la NASA dedica una misión a lo que se llama astrobiología: la búsqueda de vida, quizás de vida actual, o de vida antigua en otro mundo”, concluyó Jim Bridenstine.
La misión supone el primer paso del ambicioso proyecto de la NASA que pretende poner al primer ser humano sobre la superficie marciana en las próximas décadas y que tiene como objetivo final poder crear un asentamiento permanente en este planeta.