Venezuela se estremece por culpa de chicharras parladoras y embusteros, que deshonran la palabra empeñada. Demasiado ingenuos, que hace años susurraban “yo no creo”. No creían, mírenlos ahora, corrompidos, torturados, perseguidos y exiliados; pero disciplinados, dialogando tonterías, acuden al barranco castrista.
Las elecciones son mucho más que sólo elegir. Votar es un derecho que no se puede estigmatizar por ejercerlo o no. Se produce un zafarrancho, la Asamblea Nacional dirigida por el Presidente (E) de la República, exhorta a no votar en la farsante comedia electoral, que el régimen desesperado por legitimidad y reconocimiento se empeña en realizar.
El rechazo a las parlamentarias 2020, produce coincidencias en la inmensa mayoría de la sociedad. Se aprueba un comunicado, en el cual se destacan las razones por las cuales no se debe convalidar el fraude. Sin embargo, sorprende la omisión deliberada, involuntaria, por error u olvido, del Estatuto que Rige la Transición a la Democracia y no se menciona, la promesa y ruta: Cese de la Usurpación, Gobierno de Transición, Elecciones Libres.
El Acuerdo respalda la declaración de 27 organizaciones políticas que acordaron no participar en la estafa electorera; ratifica el compromiso con la lucha democrática, y, además, aseguran continuar en la búsqueda de condiciones que garanticen elecciones libres, transparentes, como salida a la tragedia que vive Venezuela.
Alienta la unión para construir un gran entendimiento nacional mediante la conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional; por cierto, anunciado hace meses y aun sin conformación. Olvidando el comportamiento, que deriva en el premeditado y alevoso auxilio al régimen. Ratifica la exigencia de elecciones presidenciales y parlamentarias, libres, transparentes y verificables como expresión de la mayoría, impedida por el socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, ni por asomo, los elementos del proceso que estableció originalmente el interinato.
Difícil descifrar lo qué piensa la heterogénea contraparte cuando unos dicen, -suponemos consultada con quienes nos reconocen, ayudan, darán apoyo diplomático y económico cuando esta pandemia castro-comunista, (máximo grado de evolución del socialismo) concluya. De inmediato irrumpen sabandijas y derivados a rechazarlo, para complacer a la dictadura en su búsqueda de legitimación ilegítima.
La Fracción 16J, reafirma su inalterable y firme posición ante diálogos inútiles y oxigenantes, farsas electoreras con cúpulas mafiosas, subrayando, no convalidan ni participan en tretas; conscientes de que el régimen solo busca permanencia, sin importar el sufrimiento del venezolano.
No se trata de exigir condiciones técnicas mínimas, sino de conquistar capacidad máxima para elegir en libertad. Venezuela es territorio ocupado, asociado a pandillas malignas que han destruido instituciones y devastado al país, sumergiéndolo en la mayor emergencia humanitaria, solo conocida por países en guerra-. En ausencia de soberanía nacional, no puede existir soberanía popular.
El 16J/2017, la ciudadanía, dio un mandato, aun incumplido. El 23E 2019, Venezuela acompañó la juramentación del Presidente (E), con el compromiso de lograr, como primer paso para la liberación, el cese de la usurpación, alcanzar un gobierno de transición que llevara a elecciones libres. En ambos casos, la ciudadanía ha sido burlada, desestimada e ignorada.
Se deben articular esfuerzos que permitan respaldo de la comunidad internacional, para una alianza humanitaria de paz, en el marco del principio Responsabilidad de Proteger (R2P), respaldado por la ONU, el TIAR, por la (OEA) y la aprobación del artículo 187-11 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Preocupa lo que el documento expresa, pero inquieta más, lo que no dice. Lejos de mostrar fortaleza, evidencia la atomización del G4 y Frente Amplio, más aún cuando algunas de esas organizaciones son unipersonales. Aun así, pasaron por alto, que el punto focal no solo el rechazo a las elecciones ficticias que el castrismo inventa, sino que, sin el cese de la usurpación, no habrá sufragio libre. ¡Más que omisión, parece complicidad!
Califican a los 27 partidos de valientes y héroes. Cuando en realidad, lo valeroso no es rechazar elecciones, que los ciudadanos han hecho desde 2005. El auténtico valor, indiscutible coraje y heroísmo, está en cumplir y honrar la palabra empeñada antes de cualquier elección. Cese de la usurpación. Ese es el mandato, lo demás es accesorio.
Se deja entrever, si los rectores del CNE lo hubiese elegido el adefesio conjunto de Asambleas, la convocatoria tendría “condiciones mínimas” para considerar la participación. ¡Insólito! De nuevo soslayaron el recorrido señalado y mil veces prometido.
El esperpento del G4 -culpable del fracaso- se confió, en lograr un acuerdo con la ignominia canalla para participar en la elección. Prueba de ello, los partidos quedaron mudos, sin capacidad de maniobra, tardaron semanas en reaccionar cuando fueron expropiados. Mientras tanto, la usurpación está definida, van a su ficción electoral, y los demás a llorar para el valle.
@ArmandoMartini