“El que quiere salir, no lo dejan. Tienes que pasar por un protocolo que ellos (militares) tienen para que autoricen la salida”. Esta es parte de la denuncia de Yamileth Barreto, extrabajadora de Guri.
Por Jhoalys Siverio / correodelcaroni.com
Desde febrero, antes de que comenzara oficialmente la cuarentena por COVID-19, están cerrados los tres accesos a Pueblo Guri. Como en el resto del estado Bolívar, Pueblo Guri está sin gasolina, al menos para el ciudadano que no es funcionario ni militar. El resto no tiene cómo movilizarse ni siquiera para una emergencia.
Barreto denunció que desde años atrás exigía un hospital para Guri, ya que solo cuentan en realidad con un Módulo de Asistencia Médica, totalmente desabastecido.
“Eso no tiene nada, ni para atender primeros auxilios. Allí no hay para brindarle atención a una persona que llega infartada”, manifestó Barreto.
Recientemente murieron dos trabajadores de planta Guri, al menos uno de ellos presuntamente por COVID-19. Acudió al dispensario por presentar fiebre alta desde hacía una semana. Solo le dieron Atamel y lo regresaron para su casa, donde falleció la madrugada del sábado 15 de agosto, aproximadamente a la 1:00 am.
“Ese señor falleció en su casa en la madrugada, y a las 5:30 de la tarde es que lo fue a buscar una ambulancia de la Gobernación. Mientras tanto lo tenían en su cuarto con un aire acondicionado más o menos, y rogando que no se fuera la luz porque allá se pasa hasta uno y dos días sin luz”, denunció Barreto.
Reiteró que el abandono no es de ahorita, solo que se agravó con la pandemia. Varios allegados y conocidos tienen síntomas de COVID-19, pero en el pueblo ni hay pruebas ni hay cómo atenderlos. Ninguno cuenta con suficiente gasolina para trasladarse oportunamente a Ciudad Guayana, a 40 minutos, donde hay dos centros centinelas. El segundo fallecido logró salir de Pueblo Guri hacia el Hospital Dr. Raúl Leoni, pero fue tarde. Murió también la madrugada del pasado sábado.
“Allá no le dan gasolina a los trabajadores. Llega la gandola de gasolina y entra la flota de los vehículos de la Guardia Nacional, los de Corpoelec, los del Ejército, y no hay gasolina para el campamento”, agregó.
Cacería de brujas
Luego que Yamileth Barreto compartió en redes sociales lo que ocurre en Guri, se expandió la información y comenzó la cacería en el pueblo, para saber quién o quiénes pasan información.
“No puedo hablar nada de eso porque trabajo en la empresa y me puedo meter en un problema”, fue la respuesta de un trabajador.
Hasta los estados de WhatsApp son supervisados. Quien reclame la falta de gasolina, por ejemplo, es acosado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
Dimas González, coordinador de la Región Guayana de Corpoelec, declaró al diario Primicia que no había ninguna irregularidad en Guri, y que “todo está normal, todo está controlado”.
Mientras Dimas desestimó las denuncias de Barreto por no trabajar ya en planta y estar fuera del país, otros habitantes de Guri confirmaron el abandono en que está el pueblo.
“No hay gasolina, no hay medicinas, somos la tercera central hidroeléctrica más grande del mundo y se nos va la luz. Pasamos todo el día sin agua, y cuando llega, llega sucia. Los trabajadores son mal pagados y pretenden que vivamos con una caja del CLAP que llega una vez al mes y eso no rinde para una semana”, dijo una habitante que prefirió resguardar su identidad.
“Cuando salí de Guri, en el baño de visitas tenía dos tobos grandes de agua, uno gris y otro azul marino que es más grande. Los tenía siempre llenos. Cuando llegaba el agua venía llena de barro. Yo hervía esa agua tres y cuatro veces cuando no conseguía de botellón”, recordó Barreto.
Advirtió sobre la importancia de contar con atención médica oportuna y buenas condiciones de salud para los trabajadores, para mantener la operatividad de Guri. “¿Si se enferman todos, quiénes van a trabajar? Si se apaga Guri, se paga todo. Ya lo vivimos dos veces”.