Todo esto demuestra una cosa: se equivocan quienes dicen que Maduro no es bueno para nada, puesto que resultó ser un excelente sastre, capaz no solo de confeccionar una oposición a su medida, sino un polo patriótico con las mismas características. Imaginen cuán desesperado debe estar el madurismo para tener que lanzarse medidas de semejante talante aún teniendo a los aliados más rastreros y complacientes que gobernante alguno tuvo en la historia de Venezuela. Debe ser muy endeble la base de un dictador para que desconfíe hasta de sus bien adiestrados compañeros de bando. Debe ser muy imperiosa la necesidad de demostrar cohesión interna, no frente a sus oponentes, sino muy dentro de sus propias filas… o formaciones, llámele usted como mejor le parezca.
Hasta los comunistas salieron a denunciar persecución. Habrá que explicarles que son víctimas de lo que siempre han propulsado como ideología política. Son víctimas de la dictadura, sólo que esta banda de delincuentes está lejos de representar al proletariado, quienes en teoría encarnan a la clase trabajadora. Pues de todos los integrantes de esa red de maleantes el que más trabajó quizás fue Maduro y todos sabemos que de 365 días que tiene el año, al menos 350 los pedía en reposo, de allí que fue conocido como el gran reposero en sus tiempos de sindicalista del Metro de Caracas.
No queda más que esperar en qué terminan las luchas intestinas dentro del madurismo. Por cierto, nunca antes la analogía referente al intestino tuvo tanto pertinencia y precisión terminológica. El tiempo nos dirá si tras una nueva patada donde no llega el sol, los aliados del chavismo vuelven a donde nunca se han ido o deciden experimentar lo que significa ser oposición en dictadura. Amanecerá y veremos.
@BrianFincheltub