Elon Musk es la figura más carismática del mundo de la tecnología y cuenta con algunos logros asombrosos a su nombre, desde que los autos eléctricos resulten atractivos hasta los cohetes que pueden regresar a la tierra y ser reutilizados.
Rory Cellan-Jones || BBC MUNDO
Pero quien se atreva a sugerir que todo lo que hace Musk no es innovador ni visionario puede esperar una fuerte reacción del gran hombre y su ejército de apasionados seguidores.
Eso es lo que sucedió cuando un académico británico criticó la demostración que el viernes pasado hizo Musk de su proyecto Neuralink. Y la represalia que enfrentó fue en gran parte culpa mía.
Neuralink es un plan inmensamente ambicioso que busca conectar el cerebro humano a una computadora.
Al final, podría permitir que personas con afecciones como la enfermedad de Parkinson puedan controlar sus movimientos físicos o manipulen máquinas a través del pensamiento.
Pero ya hay muchos científicos trabajando en este campo.
Aunque Musk tiene ambiciones mucho mayores que la mayoría y habla de desarrollar una “cognición superhumana”, mejorando el cerebro en parte para combatir la amenaza que ve en la inteligencia artificial.
La demostración del viernes por la noche incluyó la participación de una cerda llamada Gertrude, equipada con lo que el magnate de la tecnología describió como un “Fitbit en tu cráneo”.
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