Febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez asume su segunda presidencia de Venezuela, eran momentos que se empezaba a sentir las consecuencias de la corrupción y la inmoralidad en las instituciones del Estado y de los partidos políticos. El presidente Pérez sabía que sobre sus hombros recae una gran responsabilidad de lo que sucedía en Venezuela, y su segunda elección de manera abrumadora no la va a desaprovechar para corregir dónde tenga que corregir. A días de asumir la presidencia, anunció una serie de ajustes socioeconómicos que los denominó “ el gran viraje”. Atrás había quedado el CAP que “nacionalizó” el petróleo y el hierro, atrás había quedado el CAP populista y compañero. Se convirtió en el CAP estadista. Sus medidas llevaron a la apertura de la industria petrolera en Venezuela, el regreso de las trasnacionales petroleras a Venezuela después de 14 años de haber abandonado el país, y se anunció el aumento escalonado y modesto del precio la gasolina, adecuado a los costos de producción del momento.
Son los tiempos cuando la renta petrolera era el tesoro más preciado para la casta política y neoempresarial en Venezuela. “Dejarnos quitar la renta?…eso no pasará..” eran los rumores en los ambientes de las altas esferas caraqueñas, y se formó el paranpanpán, saqueos, “bajaron” los cerros es lo que se dice en el mundo, con la gasolina como el gran detonante de la “reacción popular”. Un presidente que dos meses antes fue electo abrumadoramente por un pueblo ansioso de bienestar, fue llevado a la calle a exigir su salida. Inexplicable, pero sucedió para desgracia de las próximas generaciones.
Ahora todos saben lo obvio, que el llamado “Caracazo” fue un plan para bloquear que en Venezuela se aplicara un modelo de desarrollo y de bienestar social. Y en las altas esferas de la sociedad caraqueña predominó más el odio y los resentimientos hacia CAP que la sensatez.
Fue lamentable e inexcusable que hasta los propios compañeros de Carlos Andrés Pérez actuaron en su contra y participaron en componendas para sacarlo de la presidencia.
Llega 1998 y Hugo Chávez gana la presidencia apoyado por altas personalidades y corporaciones, montado en un discurso de cambio y anticorrupción. HC asume en febrero del 1999 la presidencia, una decada después del “Caracazo”, e inmediatamente plantea el cambio de la Constitución Nacional de 1961, salen a su paso algunos venezolanos conocedores de lo que esto significa, entre otros, el historiador Jorge Olavarría, uno de los más acerrimos mentores de Chávez.
En 2000 Chávez asume nuevamente como un presidente habilitado por la Asamblea Nacional para crear y elaborar leyes, entre otras la Ley Orgánica de Hidrocarburos, hasta ahí llegó la PDVSA S.A., PDVSA deja de ser un ente comercial, y se da en Venezuela un caso inédito en el mundo petrolero, los empleados de PDVSA se rebelan, encabezados por sus gerentes, exigiendo la salida de Chávez del poder, lo logran, y fatales errores políticos traen a Chávez de regreso.
Sin embargo, la rebeldía sigue en aumento. En diciembre de 2002 se paraliza la industria petrolera en Venezuela, lo que trajo como consecuencia la salida de mas de 20 mil trabajadores de PDVSA. Chávez logra un objetivo inmenso que no lo había logrado ningún presidente de Venezuela, manejar a sus anchas el principal recurso del país, su industria petrolera. En mi opinión y lo exprese en su momento, esta acción de paralizar y abandonar las instalaciones de PDVSA fue un error, ya que se permitió que Chávez tuviera el dominio total de la renta petrolera e introducir personas descalificadas para gerenciar una corporación como PDVSA.
Para 2000 la producción de petróleo en Venezuela estaba en 3.200.000 barriles diarios, nuestras refinerías producían mas de 500 mil barriles diarios de gasolina. Se exportaban 2.200.000 barriles de petróleo y más de 250 mil barriles diarios de gasolina.
El despido de los 20 mil trabajadores de PDVSA trae consigo la destrucción de la industria petrolera, convirtiendo la empresa en un antro de delincuencia organizada y donde se aplica la orden de “es más negocio importar que producir”, esta nueva política de PDVSA es dirigida desde Cuba. En la medida que cae la producción petrolera venezolana, PDVSA es desplazada progresivamente por sus competidores en el mercado petrolero. PDVSA perdió sus mercados, Chavéz vendió la mayor parte de las refinerías y terminales de PDVSA en el exterior, donde el crudo venezolano tenía una colocación segura y de largo plazo.
El resultado es patético. La producción petrolera ha retrocedido un siglo. No hay producción de combustibles en Venezuela, no hay gasolina en Venezuela, regresamos a 1940 cuando el país importaba gasolina a precios internacionales. A falta de gas natural se regresó a las épocas de cocinar con leña. Nos llevaron a la quiebra de nuestra principal empresa, quebraron la columna que sostenía la economía, siendo el país con una de las más grandes reservas de petróleo y gas natural del mundo. No hay justificación, pero estamos viviendo las consecuencias de una estrategia diseñada y ejecutada para empobrecernos.
La destrucción de PDVSA conlleva a la destrucción de Venezuela. Hoy es importante que asumamos con responsabilidad los errores cometidos y que aprendamos de esos errores. Hoy Venezuela requiere del compromiso de todos. Un compromiso que pasa por dejar de lado las apetencias personales.
Como venezolano, padre de familia, abuelo, trabajador de PDVSA, dirigente sindical, asumo el compromiso con mi Venezuela, con mi familia y con mis compañeros trabajadores, los venezolanos. Volveremos a tener trabajadores con salarios dignos, que puedan tener la nevera full, la despensa llena de alimentos, que nuestra familia tenga tranquilidad, paz, bienestar, que nuestros hijos se gradúen y tengan trabajos con salarios que le garanticen tener sus familia con casas dignas, que puedan comprar su carro y viajar en vacaciones con sus parejas e hijos, eso lo tuvimos los trabajadores en Venezuela y lo vamos a recuperar con Dios por delante.
Dios nos bendiga y proteja. Dios bendiga a Venezuela.
Ivan Freites
Trabajador de la Refinería Amuay