El interinato debe aprovechar el impacto causado en el mundo por el informe ONU y no dejar pasar el momentum; activar a sus embajadores para que expliquen los pormenores de la protuberante violación de los derechos humanos en el país.
La usurpación negaba, al repetir una y otra vez, que lo que pasó no había pasado. Tapaban casos atroces -que ahora han quedado al descubierto- como los asesinatos del concejal Fernando Albán y el capitán Rafael Acosta Arévalo. Aspiramos a que el informe despierte de la modorra a la fiscal de la CPI. Con los pranes a cargo de la justicia y la represión las cosas jamás estarán derechas.
La corporación criminal ha causado un daño antropológico profundo a los venezolanos que tiene sometidos; ha significado un embargo y deterioro de los proyectos de vida independiente de todos. Un daño a la condición humana en la dimensión psicosocial; fragmentación de la familia por la diáspora obligada, estatización de la vida de la gente, pretendiendo dejarnos sin identidad para hacernos sumisos al poder.
Ante el descalabro se impone la ruta del coraje, la justicia, la transparencia, la integridad, la memoria y la verdad; salvaguardando los valores morales, sociales y cristianos.
Lo que viene es la ruptura histórica de fondo con las prácticas que nos trajeron hasta aquí, es un trabajo que el liderazgo auténtico realiza a dos bandas, dirigido contra la usurpación y aquellos “aliados” que quieren el cambio para que nada cambie y mantenerse en el status quo.
Para recuperarnos rápido y bien hay que hacer lo que hay que hacer y sacudirnos del peso muerto del socialismo ladrón y canalla, para que Venezuela despegue y tenga un futuro luminoso. Saldremos de esta ruina y emergeremos con una fuerza inmensa, haciendo bien las cosas como fruto de tanto aprendizaje y esfuerzo en estos años de oscuridad y atropello. Alcanzaremos el progreso de nuestra patria con el favor de Dios.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!