Aún está oscuro en Los Ángeles. Son casi las 5 de la mañana y Amira calienta el motor del camión de carga pesada que conducirá por las próximas seis horas.
Por Nicole Kolster – Especial para BBC Mundo en Los Ángeles
Está maquillada y tiene la manicura hecha, lleva una camisa a rayas, jeans ceñidos al cuerpo y unas botas con un leve tacón alto con las que trata de conservar su feminidad y romper con el estereotipo del camionero o “troquero”, como se le dice en Estados Unidos, donde vive desde 2015.
La mujer de 50 años posa su cartera junto a la palanca de diez cambios y se lanza a la carretera como desde hace ya dos años.
“Los primeros días manejaba pegada al volante, llegaba a mi casa y no sentía mis brazos del estrés, no tomaba ni agua”, dice a BBC Mundo esta mujer siria en un perfecto español con acento de Venezuela, el país que la adoptó por 27 años y del que también tuvo que salir.
A veces invierte las largas horas del camino en el camión para hablar con su madre y sus hermanas, que viven en Siria en medio de la guerra civil.
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