Cambiar de rubro en Venezuela se ha vuelto una actividad sencilla en tiempos de confinamiento, o al menos es lo que se percibe en las calles caraqueñas, donde locales de ventas de zapatos o equipos electrónicos, ahora también ofrecen alimentos.
La Patilla
Entre Chacaito, Sabana Grande y Plaza Venezuela, donde abundan estos comercios, los encargados y vendedores se las han ingeniado para ofrecer sus servicios al público, pese a la pandemia y a los días de cuarentena radical en el país.
Ya sea con los portones a medio abrir o el paso enteramente disponible, los comerciantes habilitaron estantes para venta de artículos de higiene personal o alimentos, mientras continúan con sus habituales ofertas de otros productos de menor necesidad.
Desde Total Calzado hasta tiendas del Palacio del Blumer así como otros locales menos conocidos de ventas de teléfonos celulares y accesorios, se han sumado a la mutación en pandemia que ya cuenta con 72.691 casos positivos y 606 fallecidos, de acuerdo a cifras de la administración de Nicolás Maduro.
Aunque intentan recuperar las pérdidas desde la llegada de Covid-19 al país durante las semanas de flexibilización, también deben mantener la producción el resto del tiempo para lograr mantener al personal.
Siendo este el objetivo y con un permiso general de sanidad resuelven el giro radical de sus negocios. “El venezolano es loco, no le para a comprar zapatos y un kilo de arroz en el mismo lugar. Tampoco nadie se detiene en los permisos”, contó un vendedor en el bulevar de Sabana Grande.
Consideran que mientras puedan cumplir con las normas de bioseguridad e higiene en cada establecimiento es suficiente. “Es lo más importante ahora, poder seguir produciendo con los artículos que se puedan y a la vez cuidarnos del coronavirus”, comentó una joven empleada de un local de venta de lencería.
Para la abogada civil y mercantil, Dalia Sánchez, resulta importante que las licencias de actividades económicas sean verificadas por parte de las alcaldías para que se cumplan las normas establecidas por el Sistema de Contraloría Sanitaria.
“Actualmente se ha visto en esta cuarentena, negocios dedicados al calzado, quincalla o prendas de vestir, vender también productos consumibles o alimentos, medicinas, sin tener actividades esenciales dentro de su objeto social. Ellos no pueden vender otro rubro salvo que hayan cambiado el objeto de la compañía, que hayan realizado un acta de asamblea donde adicionan que pueden hacerlo, porque eso va en contra del código de Comercio”, explica Sánchez.
Sin embargo, en un país donde la economía se contrae mes a mes y empeora con la presencia de Covid-19, poco parecen trascender los detalles normativos. Los trabajadores se adaptan a las indicaciones de los comerciantes, que solo se arriesgan a reinventarse.