Los combates entre Azerbaiyán y los separatistas de Nagorno Karabaj, apoyados por Armenia, ocurren en una región donde confluyen zonas de influencia de potencias rivales.
Este es el papel de los principales actores internacionales en una posible resolución de la crisis.
– Turquía –
Desde que se reanudaron los enfrentamientos, Ankara expresó su pleno apoyo a su aliado azerbaiyano, dejando entrever una posible intervención directa del ejército turco.
Armenia ya acusó a Turquía de haber derribado uno de sus aparatos con un caza turco, que partió de Azerbaiyán, y de apoyar a Bakú con mercenarios sirios, expertos militares y pilotos de drones. Ankara lo desmiente.
El apoyo de Turquía se inscribe en el “proyecto histórico” de unión de todos los pueblos de habla turca, como los azerbaiyanos, defendido por los nacionalistas turcos, explica a la AFP el experto francés Jean Radvanyi.
“Es también una manera de mostrar que Turquía es una potencia regional cada vez mayor que puede actuar en varios escenarios de intervención”, explicó, citando como ejemplos Siria y Libia.
Se trata de mantener una “movilización patriótica” para sumar el electorado nacionalista en torno al presidente Recep Tayyip Erdogan, para quien Armenia es una amenaza regional y un rival acérrimo, con quien mantiene un diferendo histórico sobre la cuestión del genocidio armenio en la época otomana.
Una mediación de la Turquía sunita parece muy improbable en el conflicto.
– Rusia –
Desde la disolución de la URSS, Rusia mantiene buenas relaciones con las antiguas repúblicas soviéticas de Armenia y Azerbaiyán, a quienes suministra armas.
Según Gela Vasadze, analista georgiano, el estancamiento del conflicto de Karabaj, con irrupciones puntuales de violencia, beneficia a Moscú que puede “mantener su influencia” como mediador.
Vladimir Putin instó a un alto el fuego.
Pero esta posición rusa está “en peligro” por el apoyo cada vez más importante de Ankara a Bakú y puede “alterar el equilibrio de fuerzas”, señala Radvanyi.
El experto menciona el desengaño de Bakú con Moscú, que entrega armas “más perfeccionadas” a Ereván, miembro de una alianza militar con Rusia.
El presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, criticó esta “preferencia rusa por Armenia”, agrega.
Pero Moscú mantiene “numerosas pistas para las negociaciones” gracias a sus lazos económicos consecuentes con Ereván y Bakú, puesto que ambos países cuentan con una importante diáspora en Rusia.
– Irán –
Fronterizo con los dos rivales, a Irán le gustaría tener un papel de mediador, pero está lejos de conseguirlo.
Azerbaiyán, país chiita como Irán pero laico, desconfía del proselitismo religioso de Teherán y de sus ambiciones regionales.
Irán también se mantiene reticente ante los vínculos que mantiene Bakú con la importante minoría azerí que vive en el norte iraní, por miedo a movimientos nacionalistas.
A Teherán tampoco le gusta la cooperación militar entre Israel y Azerbaiyán.
Por estas razones, el poder iraní se centra más en una relación con los armenios, aun siendo cristianos, y participa en el desarrollo de infraestructuras viales y de gas.
Para el analista Gela Vasadze, la propuesta iraní de mediación es difícil que prospere.
– Occidente –
Los principales países occidentales llamaron a un cese de las hostilidades. Francia y Estados Unidos están implicados desde hace casi 30 años en la resolución del conflicto, como miembros del Grupo de Minsk, junto a Rusia. Hasta ahora no lo han logrado.
La opinión pública de Estados Unidos y Francia está muy influenciada por las importantes diásporas armenias que viven en sus territorios.
Pero también existen intereses energéticos puesto que varios países occidentales reciben gas mediante los gasoductos de Azerbaiyán, rico en hidrocarburos.
Desde hace años, los países occidentales “no presionan realmente a Ereván o Bakú”, ya que su conflicto no está entre sus prioridades, según el experto Jean Radvanyi.
AFP