Historia: Realidad y silencio, por Angel Rafael Lombardi Boscán

Historia: Realidad y silencio, por Angel Rafael Lombardi Boscán

Angel Lombardi Boscán @LOMBARDIBOSCAN

Toda disciplina se autodefine y procura una identidad propia. La Historia es más arte que ciencia, en realidad, un saber humanista: la antropología filosófica por excelencia, una reflexión sobre el hombre y su finitud. Esto último implica una relación con lo sagrado, es decir, con lo trascendente y espiritual, en suma: Dios.

Todo concepto de Historia es especulativo y limitado a la circunstancia e intencionalidad de sus autores. No hay uno mejor que otro. Su utilidad estará en función de sus usos. El “conocimiento del pasado” es el más sencillo de todos y es del historiador francés H. I. Marrou (1904-1977) aunque cualquiera pudo haberlo propuesto. La ventaja de éste concepto es su sencillez y profundidad a la vez. En lo sencillo está lo profundo y no al revés. Conocer el pasado: no hay más, y el pasado paradójicamente, en realidad termina siendo el presente. Y conocer implica el asombro y disfrute supremos alentados por la curiosidad del sabio.

Otro concepto de mi gusto es el de Leopold von Ranke (1795-1886): “Narrar las cosas como sucedieron”. Ranke es uno de los padres de la historia como ciencia en el siglo XIX porque pensó que las humanidades podían ser tan precisas que las ciencias naturales. Y si bien esa es la intención, su propuesta es imposible. Ningún historiador puede contra el olvido aunque sí hacer fe de probidad y referir sólo aquello que pudiera ser veraz. Los mejores historiadores son a mi criterio los “imaginativos” aquellos que avanzan un escalón más que el dado por Ranke.





Marc Bloch (1886-1944), tiene éste: “Ciencia de los hombres en el tiempo”, que también me agrada mucho. Bloch, murió fusilado por la Gestapo en un campo de concentración del año 1944 cumpliendo sus deberes como ciudadano francés sin necesidad de mezclar su trabajo y temas como historiador con su posición política. Equivocación ésta muy frecuente entre historiadores que van tras los honores y prebendas de quienes mandan en el presente.

No obstante, hoy estoy plegado, a una advertencia historiográfica que hizo el Papa Benedicto XVI (1927) en su libro sobre “Jesús de Nazaret” (2007) cuando señala que no podemos recuperar el pasado en el presente y que trabajamos con hipótesis de nos conducen a certezas débiles y precarias. Esto que dice Benedicto XVI con buen criterio echa al traste con toda la arrogante epistemología de las teorías supremacistas dentro de las Ciencias Sociales como el marxismo para sólo tomar el ejemplo mayor. Teorías y Metodologías que socavan el verdadero conocimiento asumiendo un monopolio conceptual que sacrifican la Realidad en un sentido estricto.

El concepto que recientemente descubrí de una forma inesperada en un libro de reflexiones sobre la Sabiduría de Anthony de Mello, S.J. y que hoy asumo como propio es éste: “La historia es el relato de las apariencias, no de la Realidad; de las Doctrinas, no del Silencio”.

Obviamente, que es un concepto herético y heterodoxo a nuestras costumbres académicas cargadas de gravedad y artificio pero si uno se detiene bien en lo que sugiere es pertinente, profundo, útil y actual. Hacer énfasis en la Realidad es mirar los hechos cara a cara y explicarlos con sensatez y creatividad, no encubrirlos ni modificar los recuerdos ya de por sí con el sesgo de nuestra percepción ilusoria, subjetiva, diría un mundano. Recuperar el pasado a través de la escritura es un capítulo de la literatura. Las Doctrinas se superponen a lo acontecido y tergiversan todo: es el triunfo de la ideología como falsa conciencia o mentira encuadernada. El triunfo de los Mitos sobre la Realidad.

Y llegamos a la palabra más enigmática y controversial del concepto: el Silencio. El Silencio es la auténtica Iluminación, el acceso a la Sabiduría, a un conocimiento humilde y preclaro que no aspira a la verdad sino a la duda de todos los saberes. Porque es la duda y el escepticismo la llave de todo conocimiento útil y contrastado.

“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol”. Eclesiastés 1

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN