A fines del siglo XIX, el barrio londinense de Whitechapel vivió inmerso en el terror absoluto: un asesino en serie recorría sus calles sin poder ser identificado. Se lo conoció, al cabo, por el modo en el que cometía sus crímenes y un único nombre en una carta que entregó a la prensa: Jack el Destripador.
Por Clarín
Al menos cinco homicidios le fueron atribuidos, aunque se sospechan que fueron muchos más. Todos ellos con un par de denominadores comunes: uno de ellos, la violencia y brutalidad de sus acciones (cortes en la garganta, mutilaciones en las áreas genital y abdominal, extirpación de órganos y desfiguración del rostro); el otro, que todas ellas eran mujeres que se dedicaban a la prostitución.
Ahora bien: entre todos esos asesinatos hubo uno que generó pánico por encima de todos los otros: el de Mary Jane Kelly, de 25 años.
El asesinato más atroz de Jack el Destripador
Todo sucedió entre la noche del 8 de noviembre de 1888 y la mañana siguiente, en el departamento que Kelly tenía alquilado en la calle Dorset: tras varios meses de aparente tranquilidad, el “monstruo de Londres” había vuelto a atacar.
Para leer más, ingresa aquí