La presencia de Irán en América Latina ya no es una amenaza, es una realidad. Este año creció considerablemente la alianza entre el régimen de Teherán y la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. Sobre todo, con el envío de gasolina iraní al país caribe, que atraviesa una profunda crisis energética. Otro actor fundamental es la estructura narcoterrorista en Venezuela ha sido Hezbollah, el grupo extremista libanés auspiciado por la República Islámica.
Este miércoles el Atlantic Council publicó un informe titulado “El nexo Maduro-Hezbollah: cómo las redes respaldadas por Irán apuntalan al régimen venezolano”. Con motivo de ese reporte, el importante think tank norteamericano realizó una conferencia virtual, en la que participó Infobae. Los disertantes fueron: el republicano Michael Waltz (Miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos por Florida); la demócrata Deborah Wasserman Schultz (Miembro de la Cámara de Representantes, también por Florida); Kirsten Fontenrose (Directora de seguridad regional de la división de Oriente Medio del Atlantic Council); y Joseph Humire (Director Ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, y autor del informe). Jason Marczak y Diego Area, director y director asociado del centro latinoamericano Adrienne Arsht del Atlantic Council, respectivamente, fueron los moderadores.
A la hora de analizar la presencia de Hezbollah en la región, y en particular en Venezuela, Humire consideró que “lo más importante es entender cómo opera” el grupo terrorista: “Hezbollah tiene un modelo multifacético y multidimensional. Tienen actividades legítimas como un partido político y medios de comunicación, que mezclan con actividades ilícitas, incluyendo el tráfico de drogas y el lavado de dinero”.
Fontenrose, en tanto, indicó que el régimen de Irán “está usando el mismo modelo en Venezuela que en Siria”: “Apuntalar un régimen corrupto en busca de un conjunto de intereses estratégicos, operacionales y tácticos”. “Irán y el régimen de Maduro son estados criminalizados: usan el terrorismo y el crimen transnacional como una extensión de su política exterior”, completó Humire.
El informe de Atlantic Council sostiene que Hezbollah “ha ayudado a convertir a Venezuela en un centro de convergencia del crimen organizado transnacional y el terrorismo internacional”. Esto, a su vez, “ha facilitado la cooperación de Irán con el régimen de Maduro”.
“La ubicación estratégica de Venezuela en América del Sur y en la encrucijada del Caribe proporciona a Irán y Hezbollah la capacidad de disminuir su desventaja geográfica frente a Estados Unidos. Para ocultar esta relación, Chávez, y luego el régimen de Maduro, proporcionaron identidades duales a algunos habitantes de Oriente Medio, construyendo una red clandestina que proporciona inteligencia, entrenamiento, fondos, armas, suministros y conocimientos técnicos tanto a los regímenes de Maduro como a Assad” en Siria, agrega.
Humire advirtió, por su parte, que el grupo terrorista libanés “puede moverse más rápidamente a través de las regiones que los gobiernos porque usa tácticas sacadas de la guerra no convencional”: “Son redes no estatales que no respetan las fronteras y no respetan los límites”.
Fontenrose explicó que la injerencia iraní en Venezuela “es peligrosa desde el punto de vista de la financiación del terrorismo, no desde el punto de vista del reclutamiento de terroristas”. Apuntó, además, que ese vínculo no se debe a cuestiones ideológicas, sino por el mero interés de ambas partes que están bajo fuertes sanciones internacionales: “La mayor preocupación es que Irán utilice a Venezuela como una fuente de financiación”.
Esta relación se vio incrementada este año ante la reciente escasez de gasolina a nivel nacional que se ha sumado a la compleja crisis en Venezuela. En abril el régimen de Maduro recurrió a Irán para ayudar a reparar las refinerías de petróleo en la península de Paraguaná y para proporcionar el combustible que necesitaba el país. Desde entonces, y hasta la fecha, cerca de seis cargueros llegaron a Venezuela con combustible iraní. “El recién nombrado ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, y el enviado especial del régimen a Irán, el empresario libanés-colombiano Alex Saab, aparentemente llegaron a un acuerdo de oro por gas con Teherán”, recuerda el informe.
Y añade: “En un período de mes y medio, la aerolínea iraní, Mahan Air, realizó diecisiete vuelos y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) navegó cinco petroleros desde Irán a Venezuela para proporcionar repuestos desde China, técnicos iraníes y aproximadamente 1,5 millones de barriles de gasolina para el régimen de Maduro hambriento de combustible. 49 meses después, las refinerías de la península de Paraguaná aún no operan, y Venezuela nuevamente enfrenta escasez de combustible. Pero, según Bloomberg, la República Islámica recibió como pago casi 500 millones de dólares (nueve toneladas) en lingotes de oro”.
Al respecto, durante la conferencia virtual el congresista Waltz consideró fundamental que el gobierno de Estados Unidos y la comunidad internacional redoblen esfuerzos “para detener el puente aéreo entre Teherán y Caracas a través de Mahan Air”. El republicano opinó que es necesario “apalancar los sistemas financieros internacionales con aliados” para cortar esa ruta.
Destacó, además, la política de sanciones que tiene como objetivo cortar la fuente de financiamiento de los regímenes de Irán y Venezuela: “Si usted está haciendo negocios con el régimen de Maduro, que está involucrado en asesinatos extrajudiciales, abusos de los derechos humanos, y oprimiendo al pueblo venezolano, no puede hacer negocios con el gobierno de los Estados Unidos”.
En esa línea, Wasserman Schultz dijo que “la cooperación internacional es absolutamente esencial para asegurarnos de que seguimos utilizando un enfoque unificado para presionar al régimen de Maduro para que se vaya pacíficamente”: “No podemos detener solos al régimen de Maduro”.
Las entidades iraníes involucradas en este esquema de oro por gas -Mahan Air, NIOC y la compañía naviera de la República Islámica de Irán (IRISL)- fueron sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por sus conexiones con la Guardia Revolucionaria Islámica.
El reporte también señala que Hezbollah “opera a través de estructuras de clanes familiares compartimentadas que se integran en la economía ilícita controlada por el régimen de Maduro y en el aparato político y la burocracia del régimen”. “Muchos de los clanes están asimilados dentro del estado y la sociedad venezolanos a través de las robustas comunidades libanesas y sirias que se extienden hasta la vecina Colombia”.
Humire, no obstante, aclaró: “Para ser claros, la mayoría de las comunidades libanesas en Venezuela no están involucradas en estas actividades. También son víctimas y objetivos de los esfuerzos de infiltración de Hezbollah”. “Para entender estos clanes, uno tiene que entender cómo los regímenes corruptos fusionan las actividades ilícitas y las funciones del estado, usando el terrorismo y el crimen transnacional como una extensión de sus políticas exteriores”.
El autor del reporte subrayó la importancia de que los países designen a Hezbollah como un grupo terrorista: “Si no tenemos un entendimiento común de cómo vemos a Hezbollah, creamos malentendidos entre nuestras instituciones (…) Designar a Hezbollah como una organización terrorista extranjera crea un lenguaje común entre la comunidad internacional, mitigando los vacíos políticos y la confusión”.
En ese sentido, manifestó que los países de América Latina deben ser “más proactivos” para condenar las actividades terroristas del grupo libanés, y recordó que el gobierno del ex presidente argentino Mauricio Macri “fue el primero en la historia de América Latina en declarar a Hezbollah como una organización terrorista” en 2019. Luego, se sumaron países como Paraguay, Colombia y Honduras.
Ante este contexto, Wasserman Schultz, que también remarcó la necesidad de “combatir activamente la influencia de Rusia” en Venezuela, alertó que la comunidad internacional debe comprometerse para que haya un cambio en Venezuela: “Estados Unidos no lo puede hacer solo. Tenemos que asegurarnos de que la OEA, el Grupo de Lima, y otros actores regionales se comprometan a ayudar realmente a aplicar esa presión”.
“El pueblo venezolano necesita decidir su propio futuro a través de elecciones libres, transparentes, y con la participación de todos los partidos políticos”, concluyó.