El Tiempo: ¿Cómo opera Hezbolá en Venezuela?

El Tiempo: ¿Cómo opera Hezbolá en Venezuela?

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (der.), Habla durante un mitin progubernamental, junto al vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, en Caracas, Venezuela, el 9 de marzo de 2017. REUTERS / Marco Bello

 

Un informe que detalla cómo opera Hezbolá en Venezuela y países vecinos fue presentado en la tarde de este miércoles en un conversatorio auspiciado por el Atlantic Council, bajo el nombre de Maduro e Irán: Hezbolá, petróleo y redes ilícitas apuntalando al régimen venezolano.

Por Andreína Itriago // El Tiempo





El informe, titulado ‘El nexo entre Maduro y Hezbolá: cómo las redes respaldadas por Irán apuntalan al régimen venezolano’, fue elaborado por el experto en seguridad global Joseph Humire, quien dirige el Centro para una Sociedad Libre y Segura, un laboratorio de ideas con sede en Washington, Estados Unidos.

En el informe se establece que la red de apoyo establecida por Hezbolá en Venezuela habría sido aprovechada por Irán para operar en este país, a través de personajes como Alex Saab, hoy detenido en Cabo Verde, y quien, según el documento, podría ser sustituido por un empresario venezolano de origen libanés, Majed Khalil, vinculado a altos jerarcas del régimen de Maduro.

La naturaleza de doble uso (humanitario y militar) de la cooperación de Irán con el régimen de Maduro, en capas con las conexiones financieras ilícitas de sus facilitadores y la red de crimen-terror establecida por Hezbolá en Venezuela, genera una preocupación de seguridad nacional de primer nivel para los EE. UU., una que es multifacética y requiere una respuesta robusta”, advierte Humire en el texto.

Pero más que en esto, en el documento se detalla cómo Hezbolá construyó esa red de apoyo, explotando la ruta que por más de 150 años habían usado refugiados libaneses hacia Venezuela.

“A menudo sin el consentimiento de esa actividad clandestina por parte de la mayoría de la comunidad libanesa, un ejército de profesionales de logística –empresarios, abogados, contadores, etc.–, emergieron de la diáspora como una red de apoyo en Venezuela que ayudó a levantar, encubrir, movilizar y lavar fondos ilícitos de Hezbolá, algunos de los cuales son usados para impulsar operaciones de terror en todo el mundo”, se lee en el informe.

Estas redes apoyo, según lo que plasma Humire, operarían a través de estructuras de “clanes familiares” incrustados en la economía ilícita controlada por el régimen de Maduro y en el aparato político y burocrático del régimen.

Entre esos clanes, destaca el clan Saleh, el cual, según se detalla en el informe, controló por años el mercado ilícito de tráfico de drogas, armas, contrabando y lavado de dinero en Maicao, Colombia.

El informe recoge testimonios de Maicao que apuntan a que los hermanos Ali y Kassem Mohamad Saleh huyeron a Venezuela en 2012 tras ser sancionados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y se habrían establecido en Maracaibo, la capital del estado Zulia, fronterizo con Colombia, donde ahora trabajarían con otro importante clan libanés enquistado en la burocracia del régimen de Maduro.

De acuerdo con el informe, ellos serían financiadores de Hezbolá, un rol que comparten con el clan Rada, otro de los actores destacados por Humire en el documento. Este tendría “estrechos vínculos” con un destacado líder de la milicia chií, Salman Raouf Salman, alias Samuel Salman El Reda, quien ha sido implicado en numerosas operaciones terroristas alrededor del mundo y es señalado en el informe de dirigir actualmente la red de crimen y terror de la Organización de Seguridad Externa (ESO, por sus siglas en inglés) de Hezbolá en América Latina, incluida Venezuela.

Uno de los miembros más destacados del clan Rada, Abdala Rada Ramel, un venezolano libanés, fue deportado en 2017 de Maicao, donde también residía, porque se sospechaba que manejaba un circuito de tráfico de drogas y contrabando de Maicao a Cartagena.

Otro sería el venezolano libanés Amer Mohamed Akil Rada, de quien se sospecha una participado en el bombardeo a la embajada israelí en Buenos Aires, en 1992, y en el ataque a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en la misma ciudad, en 1994.

“Los parientes de Aki Rada continúan operando en Venezuela, donde están involucrados en la industria de las criptomonedas, controlada por el régimen de Maduro”, se lee en el informe, que establece que la relación de este clan con el cuestionado gobierno venezolano es a través del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami.

Además se destaca en el documento de Humire el rol del clan Nassereddine (también escrito Nasr al-Dine), quienes se desempeñarían como ‘fixers’ de Hezbolá. A diferencia de los miembros de los otros clanes, los de este, Ghazi y Abdallah Nassereddine, sí han sido parte del régimen de Maduro. Ghazi fue encargado de negocios en la embajada de Damasco, en Siria; y Abdallah coordinador del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), en el estado Nueva Esparta.

“Mientras destinado a la embajada de Venezuela en Damasco, Siria, Ghazi Nassereddine ayudó a organizar reuniones entre funcionarios de alto rango venezolanos y agentes de alto rango de Hezbolá”, reza el informe.

Uno de estos encuentros, según autoridades de la DEA citadas en el documento, habría ocurrido alrededor de 2009, con el entonces ministro de Interior y Justicia El Aissami, y el otrora director de contrainteligencia militar, Hugo Carvajal, fugado de la Justicia española tras haber sido imputado por haberse aprovechado de su cargo para realizar actividades relacionadas con narcotráfico y crimen organizado.

Nicolás Maduro abraza a Hugo Carvajal durante un congreso del Partido Socialista en Caracas (Foto Reuters)

 

La reunión supuestamente promovió un esquema de cocaína por armas entre las Farc y Hezbolá que se materializó en 2014 cuando un avión de carga lleno de armas pequeñas arribó al hangar presidencial del aeropuerto internacional de Maiquetía (Venezuela). Las armas fueron supuestamente parte del pago por la cocaína que las Farc proveyó al régimen de Maduro, y fueron transferidas a una base militar en (el estado) Guárico”, se lee en el informe.

Los tres clanes: Rada, Saleh y Nassereddine, según el documento, serían parte de una red ilícita global mucho más grande, de ‘fixers’, financiadores y facilitadores de Hezbolá, que opera fuera de Venezuela con presunta protección del régimen de Maduro.

“Cada uno provee un servicio específico y una ventaja comparativa al régimen de Maduro, actuando como ‘puntos de convergencia’ para la economía ilícita controlada por el régimen y sectores específicos de su economía lícita, estableciendo un grado de negación plausible tanto para Maduro como para el liderazgo de Hezbolá, que niegan cualquier cooperación directa”, se concluye en el informe.

Estos clanes, además, harían parte de una “red de amenaza transregional” que no solo apoya las actividades ilícitas de Hezbolá sino que establecen una base logística en Venezuela que permite al régimen de Maduro y grupos criminales asociados, como las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln, expandir sus operaciones.

Hezbolá ha ayudado al régimen de Maduro a convertirse en el epicentro de la convergencia del crimen organizado trasnacional y del terrorismo internacional en el hemisferio occidental, multiplicando los beneficios logísticos y financieros para ambos”, se lee en el informe.