En mayo, cuando tenía que haber comenzado Roland Garros, Rafael Nadal estaba confinado en Mallorca y veía “prácticamente perdida” la temporada 2020. Las vueltas que da la vida, cinco meses después ya tiene su 13ª Copa de los Mosqueteros y ha igualado a Federer con 20 Grand Slams.
“A mí, si me das un papel que ponga que en enero de 2021 empezará una temporada normal y corriente, te lo firmo a ciegas”, declaró entonces a varios medios españoles.
Muy afectado y consciente de su papel como líder social durante la pandemia, el tenista cumplió de manera estricta el duro confinamiento español de dos meses.
– Renuncia a viajar a USA –
Nadal, que a finales de febrero había ganado en Acapulco el que hasta este domingo era su único título de 2020, vio como el circuito tenístico se paraba durante cuatro meses.
En un deporte cuyo funcionamiento exige viajar por todo el mundo continuamente, se antojaba muy difícil retomarlo en medio de la crisis de coronavirus.
Pero el deporte y la vida se abrieron paso, aunque fuera a través de las llamadas burbujas sanitarias -los jugadores deben vivir entre los hoteles y las instalaciones tenísticas-.
Así abrieron el camino el Masters 1000 de Cincinnati y el US Open, en el que defendía título. Decidió no viajar. “La situación sanitaria sigue muy complicada en todo el mundo con casos de covid-19 y rebrotes que parecen fuera de control”, escribió entonces para justificar su ausencia.
Dos semanas después llegó Roland Garros, que exigía únicamente un desplazamiento corto desde Mallorca. Estatua viviente del torneo, no podía decir que no y se presentó tras un rodaje que consistió en competir en Roma.
Dos buenas victorias y una derrota en cuartos ante Diego Schwartzman, al que luego batió en semifinales de Roland Garros el viernes, fueron su único rodaje.
Tres partidos en seis meses y un aterrizaje en la capital francesa justo cuando explotó el otoño parisino tras un largo verano. Le recibieron una lluvia constante y bastante frío.
– ‘Situación límite’ –
“Estamos a nueve grados, para jugar un torneo ‘outdoor’ es una situación límite, lloviendo cada día, con frío y viento”, analizó Nadal al llegar.
Dos semanas después y tras disfrutar de incluso una tarde primaveral en semifinales ante Schwartzman, el gesto de Nadal ha cambiado.
Aunque no ha podido acercarse a su familia -el sábado siguieron el entrenamiento con el jugador respetando la distancia social- y solo tiene contacto cercano con su equipo técnico, es consciente de que solo la celebración de Roland Garros ya ha sido casi un milagro.
“Es un ambiente más triste. Lo único que podemos hacer es dar las gracias a Roland Garros y a la ATP porque el circuito pueda seguir adelante en medio de tantas dificultades”, declaró el jueves.
“Lo primero es la salud, todo queda en un segundo plano, queda hasta feo hablar más de la cuenta de un torneo. Si de algo tenemos que servir es para entretener y distraer a la gente, dar el máximo cada día, intentar dar el mejor espectáculo”, añadió. Siete partidos después y con otro trofeo en su vitrina se puede decir que él ha cumplido con su parte. AFP