El régimen ha centrado su acción política en las supuestas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, sin embargo, cada uno de los objetivos que se había planteado conseguir a través de ellas se ha ido desvaneciendo, en buena parte porque tanto el mundo civilizado como los venezolanos tenemos claro que en las condiciones actuales es imposible que se realice un proceso justo y creíble.
Cada vez que convocan una elección pretenden darse un barniz democrático, sin embargo, más allá de las consideraciones de índole técnico electoral, fue suficiente con la forma en que nombraron al nuevo CNE y el secuestro de los partidos políticos para que este proceso produjera una reacción totalmente adversa a sus intereses y sirviera para que muchos se convencieran de su carácter autocrático y dictatorial.
Llevaba consigo, como uno de sus principales objetivos, debilitar al Gobierno Interino y resulta, que por lo burda que ha sido toda la maniobra, produjeron aun más manifestaciones de apoyo interno y externo. No solo una gran cantidad de países sino organismos como la OEA y la Unión Europea han sacado comunicados sin precedentes que desconocen el proceso electoral, una vez que hicieron exigencias de condiciones mínimas y el régimen respondió con una histeria que evidencia desesperación.
Otro de los grandes propósitos era poner en entredicho la continuidad de la Asamblea Nacional y resulta, que al ser desconocidas las elecciones por propios y extraños, mejor dicho, al no haber elecciones, se aplica el principio de continuidad administrativa como ha ocurrido en muchísimos casos en Venezuela, no solo con diputados nacionales y regionales, sino también con concejales, alcaldes y gobernadores.
Por otra parte intentaron utilizarlas incrementar la desunión dentro de los propios partidos, el frente amplio y el país opositor y resulta que logro unificar el criterio de todos al rechazar la farsa, logro unir al frente en torno a la consulta que surge como un evento político que da respuesta al 6 de diciembre y además de eso, consiguió reencuentros que parecían imposibles dentro de los partidos políticos luego que fueran arrebatados de sus legítimas autoridades.
Por último, todos los estudios de opinión hablan de una abstención inmensa. En el caso de Pronóstico, podemos asegurar que 7 de cada 10 venezolanos dice que no irá a votar y la tildan de fraudulenta.
Frente a esta realidad nos conseguimos a un régimen acorralado, lo que aunado a su falta de escrúpulos lo convierte en peligroso, porque apostó el saldo de su capital político en un evento que fue claramente derrotado por los esfuerzos internos y externos, pero sobre todo, aniquilado por su propia torpeza.