Máximo Andrieu, fundador de una pequeña empresa en Argentina, está listo para empezar una nueva vida en Uruguay. La crisis económica, la presión fiscal y la pandemia lo convencieron de dejar el país en el que vivió sus 69 años de vida.
El atractivo del país vecino se consolidó este año: Uruguay se convirtió en la “Nueva Zelanda” latinoamericana por su éxito en contener el COVID-19, mientras que Argentina superó el millón de casos mientras sufre crisis económicas, de deuda y cambiarias.
Argentinos como Andrieu ven con preocupación el aumento de impuestos con los que el Gobierno de Argentina busca cubrir un profundo déficit fiscal, con conversaciones sobre un “impuesto a la riqueza” y controles cada vez más estrictos.
La tendencia presenta un desafío para Argentina, que debe optar entre recaudar los fondos necesarios y a la vez evitar una fuga de talento y emprendedores fuera del país mientras intenta reactivar la economía.
“Argentina tiene una larga historia de desaciertos institucionales y un andar sin rumbo donde entiendo que cada vez hay menos futuro”, dijo Andrieu, quien eligió al país vecino por su “estabilidad y calidad de vida”.
Uruguay, presidido por Luis Lacalle Pou, lanzó este año una serie de decretos que buscan atraer residentes e inversiones de empresas. El país cuenta con 3,1 millones de habitantes con uno de los PBI per cápita más altos de la región.
El Gobierno de centroderecha flexibilizó los requerimientos para la residencia y bajó el monto de inversión en inmuebles de 1,6 millones a poco más de 328.000 dólares. Además, ofreció “vacaciones fiscales” de 10 años durante las cuales extranjeros podrán no pagar impuesto a la renta.
El senador uruguayo del Partido Nacional, Jorge Gandini, aseguró que al menos 2000 argentinos pidieron la residencia fiscal en Uruguay en los últimos meses.
“Acá lo que buscamos es que vengan y se queden a gastar, a invertir y eventualmente a atraer sus empresas”, explicó a Reuters el senador oficialista.
PRESIÓN FISCAL
Martín Caranta, especialista en impuestos y socio de Lisicki Litvin en Buenos Aires, dijo que Argentina ha ejercido cada vez más presión fiscal sobre la clase media.
“Mucha gente se cansó de esa presión y decidió irse a otro lado”, agregó.
El país sudamericano está sumido en una crisis económica desde mediados del 2018, cuando era presidido por el neoliberal Mauricio Macri, quien llevó a Argentina a un incumplimiento de la deuda soberana que requirió de una millonaria reestructuración.
El actual presidente, el peronista de centroizquierda Alberto Fernández, tuvo que mantener y endurecer los controles de capital en medio de la caída reservas de moneda extranjera, con una gran brecha entre el tipo de cambio del peso oficial y los mercados alternativos para comprar dólares.
Caranta aseguró que desde agosto del 2019 se han incrementado notoriamente las consultas fiscales de cientos de argentinos, sobre todo la pregunta de cómo gestionar la baja fiscal en el país. Con la pandemia, se multiplicaron.
El especialista aseguró que en principio quienes se mudaron fueron personas con gran poder adquisitivo pero que “ahora vemos que continúa la decisión de emigrar en gente de clase media y jóvenes también”.
Camila Ginevra, una diseñadora de interiores de 27 años, se había radicado temporalmente en la ciudad uruguaya Punta del Este para pasar la pandemia y terminó por emprender sus proyectos económicos con planes de mudarse definitivamente allí.
“Hace un par de meses, más allá de la pandemia, yo hoy elijo estar acá, elijo vivir acá con proyectos y emprendimientos de organización de eventos, proyectando a largo plazo quedarme acá”, dijo Ginevra a Reuters.
“Hay una tendencia de argentinos radicándose en Uruguay por las oportunidades que hay acá, la calidad de vida y la calidad de gente”, agregó.
Reuters