“Se muere a fuego lento ante mis ojos y no puedo hacer nada”, declaró el viernes a la AFP la esposa de Maher Al Akhras, un detenido palestino que esta semana superó los cien días de huelga de hambre.
Al Akrhas, de 49 años, fue detenido a finales de julio por las fuerzas israelíes en su domicilio en el norte de Cisjordania ocupada, por sospechas de ser un miembro del Yihad Islámico, un grupo armado palestino.
El palestino inició una huelga de hambre para protestar contra su detención, considerada arbitraria. “¿Qué se puede hacer cuando vemos a nuestros seres más queridos morir ante nosotros?”, se preguntaba el viernes su esposa, Taghrid Al Akhras, junto a él.
“Sufre fuertes dolores de cabeza y calambres” y “tiene dificultad para expresarse”, indicó por teléfono desde el hospital Kaplan, cerca de Tel Aviv, precisando que su marido rechazaba ingerir otras cosa que no fuese agua.
Sus abogados reclamaron varias veces su liberación, o su hospitalización en un establecimiento palestino, sin éxito.
En un comunicado, el ministerio israelí de Relaciones Exteriores sostuvo el viernes que Israel “hacía todo lo que estaba en su mano para garantizar la salud” de Al Akhras, a la vez que afirmó que las huelgas de hambre eran “usadas” con “fines políticos por terroristas”.
“¿Qué daño puede presentar cuando ni siquiera puede levantarse de su cama?”, lanzó la esposa de Al Akhras, que explica le dieron permiso para visitarle dos meses después de su detención.
Este caso ha conmocionado a los territorios palestinos y a los árabes israelíes, varios de los cuales se manifiestan delante del hospital Kaplan.
“El deterioro del estado de Maher Al Akhras podría provocar violencia. ¡Se lo advierto!”, declaró el jueves en la Knéset (Parlamento israelí), el jefe de la Lista Conjunta de partidos árabes israelíes, Ayman Odeh.
Tras el deterioro de su estado de salud, Al Akhras fue trasladado al hospital Kaplan a principios de septiembre. Debía ser transferido de nuevo a una clínica militar de Ramla (centro), pero la justicia israelí bloqueo este traslado.
AFP