“Puede imaginar, con un almacenamiento de batería seguro y de alta densidad de energía a 10 veces más de lo que pueden hacer la gasolina, el diésel y el combustible para aviones, un traje flotante eléctrico que se pueda manejar automáticamente para que no supere los tres o cuatro metros de altura y un sistema de despliegue de bolsas de aire que lo hace completamente seguro, el equivalente a dar un paseo en bicicleta”.
Por infobae.com
Eso le dijo Richard Browning, el inventor de uno de los más avanzados ‘jet suit’ que existen en el mundo al periodista Sam Wollaston de The Guardian, y aunque todavía falta mucho desarrollo para lograr tener un medio de trasporte de este tipo, las innovaciones de Browning y otro puñado de inventores nos tienen cada vez más cerca.
El ‘jet pack’ de este este excomerciante de petróleo de 41 años ahora transformado en empresario, innovador y aviador; funciona gracias a seis microturbinas de gas las cuales producen una potencia de 1000 caballos de fuerza, esto combinado con el balance natural del cuerpo humano, le permite a una persona volar.
El sueño comenzó hace cuatro años, cuando Browining empezó a experimentar con este tipo de turbinas, a amarrárselas en sus brazos y comenzar a saltar. Lo hizo, cada vez más alto, agregando más y más potencia, más y más caballos de fuerza, hasta que consiguió volar y pilotear sus propulsores para desplazarse en considerables distancias.
“No había ninguna razón comercial, ni lógica, simplemente pensé que sería divertido”, dice a The Guardian.
Hoy el sueño de volar de Browning se ha convertido en una empresa multimillonaria llamada Gravity Industries, que ha atraído a inversionistas como Tim Draper, un reconocido capitalista de riesgo del Silicon Valley.
Gravity Industries se dedica a hacer vuelos de exhibición por todo el mundo, y a prestar asistencia para arriesgados clientes que quieren experimentar lo que es volar con este jet suit por sus propios medios.
Para Browning sin embargo, sigue siendo un asunto de entretenimiento principalmente, de probarse a sí mismo los límites a los que puede llegar el ser humano.
Su historia de vida respalda su espíritu inventivo. En su familia hay una larga tradición de aviadores, inventores y pilotos. Uno de sus abuelos, por ejemplo, volaba aviones civiles y terminó sirviendo en la guerra como piloto; el otro, fue el director de Westland Helicopters. Su padre era ingeniero aeronáutico, y dedicó su vida a inventar aparatos voladores, inventos que desgraciadamente no fueron exitosos y lo llevaron a suicidarse cuando Browning tenía 15 años.
“En retrospectiva, me doy cuenta de que el viaje es en gran medida el cumplimiento de una ambición incumplida. Mi padre es solo una de las miles de personas que tiene una idea, intenta llevarla al límite. No funciona y finalmente le costó la vida. Crecí con eso. Ahora me gusta descaradamente asumir nuevos desafíos y tratar de superarlos, probablemente para cumplir con lo que no vi que sucediera cuando era niño”, afirma el inventor.
Como el jet ski de Gravity Industries hay otros prototipos que están siendo desarrollados en varias partes del mundo, cada uno con un enfoque distinto. El año pasado, por ejemplo, Franky Zapata en Francia logró cruzar el Canal de la Mancha en su hoverboard de propulsión a chorro. Este año, un hombre no identificado fue descubierto sobrevolando con un jet pack en el aeropuerto de Los Ángeles.
Pero los jets de Browning pretenden ser otra cosa, y encarnan aquella frase de que “con un gran poder viene una gran responsabilidad”, porque este inventor dice que todavía falta para que sean usados con naturalidad por el público en general.
Por el contrario, la empresa de Browning colabora con el Ejército estadounidense y británico para desarrollar prototipos que puedan ser usados en situaciones militares extremas.
“Si tienes que llevar a un humano a cualquier lugar dentro de un radio de tres o cuatro kilómetros de aquí, sobre campos de minas, a través de zonas de desastre por terremotos, bosques redondos, sobre ríos, no me importa si es de noche o si sopla una tormenta”, dice el inventor.
También con servicios de emergencia británicos que ayuden a paramédicos a llegar a lugares recónditos de difícil acceso para helicópteros.
En esto último se avanza a buen paso y ya se han hecho las primeras pruebas de rescates con este tipo de vehículos, que si bien no servirían para transportar personas hasta un hospital, sí para llevar a un personal capacitado a prestar primeros auxilios hasta un lugar de difícil acceso.
Según Browning su compañía ha vendido un par de estos aparatos, pero bajo estrictos códigos que requieren una capacitación previa y no permiten al comprador llevarse los propulsores por motivos de seguridad. Su costo está en 340.000 libras esterlinas (USD 447. 341).
Este inventor y su compañía seguirán revolucionando el mundo del transporte aéreo el cual más pronto que tarde podría tener a individuos volando por los aires.