La pandemia de COVID-19 ha disparado las compras de dispositivos sexuales conectados. Según una encuesta de la plataforma Gleeden, las ventas en los sex shops online se incrementaron en un 200% desde el inicio de la cuarentena. El porcentaje del crecimiento varía según cada país, lo cierto es que el año 2020 ha marcado un hito en este negocio y ha despertado un fenómeno a nivel global.
Por infobae.com
En la Argentina, en abril, en el reporte diario del Ministerio de Salud, el Gobierno recomendó el sexo virtual en medio del aislamiento obligatorio. Aconsejaron apelar a las videollamadas y al sexting. También recomendaron específicamente lavarse las manos después de la masturbación y desinfectar teclados, pantallas y juguetes sexuales una vez concluido el acto.
“En los primeros meses de la cuarentena, muchas personas quisieron armarse el kit. Creo que fue bastante clave cuando salieron desde el gobierno con este consejo para que la gente lo empiece a naturalizar, que no sea un tabú. Nos encontramos con mucha gente de primera vez: ´voy a comprar un juguete para mí misma, que quedé sola y estoy sin pareja, que antes andaba chongueando y ahora no puedo´, por ejemplo”, señaló a Infobae Francesca Gnecchi, directora del espacio Erotique Pink y periodista de sexualidad.
Por otro lado, destacó a las parejas que estuvieron separadas durante la cuarentena. “Entonces se compraron dispositivos en donde te bajas una app y jugás. O cada uno, por ejemplo, tiene un juguete en su casa y a través de sexo virtual se van guiando en qué hacer con el juguete”, agregó. Y remarcó que creció un 50% la venta de juguetes sexuales en relación a 2019.
Juguetes conectados
En las últimas décadas, los juguetes sexuales se han visto mejorados por los avances en la computación a nivel general. “Hoy estos dispositivos incorporan una amplia gama de funciones: chats grupales, mensajes multimedia, videoconferencias, transferencia de archivos, sincronización con listas de canciones o audiolibros, la capacidad de conectarse con Alexa y otros asistentes inteligentes, la posibilidad de ceder el control del dispositivo a usuarios remotos, y mucho más”, explicó a Infobae Denise Giusto Bilic, investigadora de ciberseguridad en ESET Latinoamérica.
En el foro de tendencias en ciberseguridad 2021 de la compañía, Bilic destacó que crecerán los ataques a los dispositivos sexuales IoT (internet de las cosas). “Estos equipos capaces de controlarse a través de un teléfono inteligente o computador, y que pueden accederse remotamente a través de internet, forman parte del fenómeno IoT. Más específicamente, los equipos sexuales que pueden controlarse a distancia caen dentro de la categoría de teledildonics”, dijo.
Aún no se conoce con certeza si este tipo de ataques ha sido explotados en un entorno práctico y en qué medida. Según la especialista, esto ocurre porque, por un lado, los usuarios tienden a no reportar este tipo de incidentes, e incluso podrían nunca notar que han sido víctimas de un robo de información. “Por otro, resulta sumamente difícil recolectar datos desde los mismos terminales dado que no existen soluciones de seguridad para estos equipos IoT, y la gran cantidad de diferentes fabricantes, modelos y arquitecturas disponibles obstaculiza el proceso”, añadió.
Cómo funcionan
La era de los juguetes sexuales inteligentes está comenzando. Los últimos avances en la industria incluyen modelos con capacidades de realidad virtual (VR) y robots sexuales impulsados por inteligencia artificial que incluyen cámaras, micrófonos y capacidades de análisis de voz basadas en técnicas de inteligencia artificial. “El uso de estos robots como sustitutos de las trabajadoras sexuales en burdeles ya es una realidad”, señaló la investigadora.
En cuanto a su arquitectura, la mayoría de estos dispositivos se pueden controlar a través de Bluetooth Low Energy (BLE) desde una aplicación instalada en un smartphone. De esta forma, los juguetes actúan como sensores, que luego envían información a una aplicación instalada en el teléfono.
Esta app es responsable de configurar las opciones en el dispositivo y controlar el proceso de autenticación del usuario. Se conecta a través de Wi-Fi a un servidor en la nube que almacena la información de la cuenta de usuario.
“Algunos proveedores ofrecen la posibilidad de conectarse a sus dispositivos instalando un software en sus computadoras y usando un dongle BLE especial, y también se puede usar la API BLE en ciertos navegadores. Estas diversas formas en las que puede conectarse a los dispositivos proporcionan más flexibilidad, pero también aumentan la superficie de ataque”, explicó la especialista en ciberseguridad.
Esta arquitectura presenta varios puntos débiles que podrían usarse para comprometer la seguridad de los datos que se procesan: explotar vulnerabilidades existentes en el enlace entre la app y el dispositivo, entre la aplicación y la nube, entre el teléfono remoto y la nube, o atacar directamente al backend. Otros escenarios incluyen la utilización de malware previamente instalado en el teléfono o aprovechando la falta de actualización en el sistema operativo del teléfono.
Según explicó Bilic, las consecuencias de un ataque podrían incluir la fuga de información y la toma de control sin consentimiento del equipo. “Además de las preocupaciones sobre la confidencialidad de los datos, debemos considerar la posibilidad de que las vulnerabilidades en la aplicación puedan permitir la instalación de malware en el teléfono, la ejecución arbitraria de código o la modificación del firmware en los juguetes”, agregó.
Cómo protegerse
Los juguetes sexuales inteligentes están ganando popularidad como parte del concepto de “sexnología”: una combinación de sexo y tecnología. Es posible que estas prácticas hayan llegado para quedarse, por lo que no debemos olvidar las amenazas potenciales a la privacidad e intimidad de los usuarios. Para minimizar los riesgos asociados con el uso de dispositivos sexuales inteligentes, Bilic recomienda:
– Evitar registrarse en las aplicaciones de control usando un nombre o dirección de correo electrónico oficial que pueda identificarlo (por ejemplo, evite registrarse con direcciones de correo que contengan su nombre y apellido, o un nombre de usuario que ya haya utilizado en otra plataforma).
– En la medida de lo posible, evitar compartir fotos o videos en los que pueda ser identificado el emisor. No publicar tokens de control remoto en internet.
– Algunas aplicaciones ofrecen la posibilidad de controlar los dispositivos localmente a través de BLE (Bluetooth Low Energy) sin crear una cuenta de usuario. Si no se tiene la idea de permitir a otros usuarios que controlen su dispositivo de forma remota a través de internet, buscar uno de estos modelos.
– Usar juguetes sexuales inteligentes en un entorno protegido y evitar usarlos en lugares públicos o áreas con personas de paso (como hoteles).
– Descargar las aplicaciones y probar sus funciones antes de comprar el dispositivo puede darle una descripción general de cuán seguro es el producto. Utilizar buscadores en línea como Google para averiguar si el modelo que está pensando en comprar ha tenido vulnerabilidades en el pasado.
– Proteger siempre los teléfonos móviles que se utilizan para controlar estos dispositivos, manténgalos actualizados y tenga una solución de seguridad instalada en ellos.
– Proteger la red Wi-Fi doméstica que se utiliza para la conexión con contraseñas seguras, algoritmos cifrados de forma segura y
actualizaciones periódicas del firmware del enrutador.