Quizá como un preámbulo de lo que se viene, Donald Trump utilizó este miércoles sus amplios poderes presidenciales para otorgar un perdón absoluto a Michael Flynn, su polémico y primer asesor de Seguridad Nacional de los cuatro que lleva desde que llegó a la Casa Blanca.
Flynn, un general retirado, tuvo que renunciar cuando solo llevaba 24 días en el cargo y se reveló que había mentido y ocultado contactos previos con el embajador de Rusia en Washington.
Durante esos contactos, que sucedieron en el período de transición entre la administración de Barack Obama y la del mandatario republicano, Flynn le prometió a los rusos eliminar las sanciones que le acababa de imponer Obama por interferir en las presidenciales para favorecer a Trump.
A lo largo del 2017, el general terminó siendo parte central en la pesquisa que adelantó un fiscal especial nombrado por el Departamento de Justicia para determinar el rol de Moscú en la campaña.