El 11 de enero de 2018, Edgar Solano, un inmigrante hispano que reside en California, tuvo que dirigirse a una parada de autobuses para regresar del trabajo, luego de que su auto sufriera una avería.
Mientras hacía fila en la terminal de Greyhound en la ciudad de Indio, en el Vale de Coachella, se le acercaron varios agentes federales vestidos de civil, le hicieron algunas preguntas y, poco después, lo esposaron y trasladaron a un centro de detención de inmigrantes.
Solano fue puesto bajo proceso de deportación y en esa amargura transcurrieron casi tres años, hasta esta semana, cuando una corte de inmigración de Los Ángeles concluyó que los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que lo arrestaron en 2018 se basaron en “su apariencia latina” y procedieron pues de forma ilegal.
La corte, que ordenó poner fin a los procedimientos de deportación contra Solano, dijo en su fallo que, antes de que este fuera detenido, los oficiales “solo sabían su nombre, su lugar de residencia y su apariencia”, pero que “estos no son factores apropiados para establecer el requisito de sospecha razonable”.
El fallo fue emitido por la Oficina Ejecutiva de Revisión de Casos de Inmigración, la instancia donde se apelan las decisiones de las cortes migratorias, y un órgano dependiente del Departamento de Justicia.
“Un oficial razonable de CBP debía saber que él o ella estaba violando la Cuarta Enmienda [de la Constitución, que protege a las personas contra detenciones arbitrarias] al detenerlo solamente con base en su apariencia latina”, dice el fallo, obtenido por NBC News.
La CBP no se ha pronunciado sobre el fallo ni ha respondido a las solicitudes de comentario de NBC News sobre el caso.
El día de su arresto, Solano, quien reside en Los Ángeles, se encontraba haciendo un trabajo de reparación en Indio. Debido a que su auto no estaba funcionando, decidió tomar el bus de Greyhound de las 9:25 pm. De regreso a Los Ángeles desde Indio. El autobús llegó más de una hora tarde.
Cuando finalmente arribó, Solano estaba en la fila para abordar cuando dos hombres vestidos de civil se le acercaron y le preguntaron su nombre y dirección.
Solano les respondió, pero los hombres, que no se identificaron, le pidieron que mostrara una identificación, según indican los documentos judiciales. Él respondió que prefería no hacerlo, porque si se retrasaba perdería el último autobús de la noche para regresar a su casa.
Uno de los hombres le ordenó que se saliera de la fila, lo tomó del brazo y lo condujo hacia una camioneta sin identificación, mientras el otro hombre le indicó al autobús que podía irse sin él, según los abogados de Solano.
De acuerdo con la Unión de Libertades Civiles (ACLU, por su sigla en inglés), solo cuando fue llevado a la camioneta con las esposas puestas los hombres se identificaron como agentes de inmigración. Para ese entonces, los agentes ya habían violado la Cuarta Enmienda de la Constitución y otros reglamentos, dijo la ACLU.
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