Los fieles de Yemayá rindieron homenaje a la diosa de las aguas en la ciudad brasileña de Río de Janeiro en un rito que adaptaron a los tiempos de la pandemia de la covid, en el que las aglomeraciones están prohibidas y el uso de máscara y de alcohol en gel es obligatorio.
Como todos los 29 de diciembre, los seguidores de las religiones afrobrasileñas en Río se concentraron en un centro comercial popular de la zona norte de la ciudad; recogieron las diferentes ofrendas para Yemayá, especialmente flores, y las llevaron en procesión hasta la playa de Copacabana, en donde las lanzaron al mar.
Pero a diferencia de años anteriores, los seguidores de la umbanda y del candomblé, las más conocidas religiones afrobrasileñas, no improvisaron un templo en las arenas de la playa más emblemática de Río para reunir a los fieles y celebrar sus cultos, con el fin de evitar aglomeraciones en tiempos de covid.
Tampoco llevaron sus típicos instrumentos musicales a la playa para interpretar sus himnos religiosos y bailar, algo que suele llamar la atención y concentrar a decenas de curiosos, igualmente para evitar situaciones consideradas de riesgo en estos tiempos.
Tan solo unas diez personas, totalmente vestidas de blanco y con adornos distintivos de sus religiones, se encargaron de retirar las ofrendas de los cinco vehículos en que fueron transportadas hasta Copacabana y de llevarlas hasta la orilla del mar para dejar que las olas las arrastraran hacia la diosa de las aguas.
Las características ceremonias religiosas fueron realizadas previamente en el “Mercadao de Madureira”, un centro comercial popular en que se concentran las tiendas que ofrecen productos para los fieles de las religiones afrobrasileñas.
En este mercado, unos 40 organizadores de la ceremonia se encargaron de liderar las oraciones y las peticiones para Yemayá por un año mejor y por la superación de la pandemia.
Los pais-de-santo y maes-de-santo (sacerdotes y sacerdotisas), que igualmente innovaron al aparecer con tapabocas, también limitaron su atención espiritual a los fieles que acudieron al Mercadao de Madureira, cuyo número este año fue muy inferior al tradicional.
HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE LA PANDEMIA
Poco antes de partir en una procesión que fue desde la zona norte hasta la zona sur de Río, los fieles de Yemayá soltaron decenas de globos azules en homenaje a las víctimas de la pandemia.
Río de Janeiro es, después de Sao Paulo, la segunda ciudad más afectada por la covid-19 en Brasil, el segundo país con más muertes por la enfermedad en el mundo luego de Estados Unidos, con cerca de 192.000 fallecidos, y el tercero con más casos después de Estados Unidos e India, con más de 7,5 millones de contagios.
Además de las restricciones impuestas por las autoridades para intentar frenar la pandemia, que obligaron a los fieles de las religiones brasileñas a adaptar el homenaje a Yemayá de este año, los seguidores del candomblé y de la umbanda también tendrán que superar limitaciones el 31 de diciembre.
Ello debido a que la Alcaldía de Río anunció el lunes que en el último día del año bloqueará los accesos a todas las playas de la ciudad para evitar aglomeraciones.
La restricción supone un desafío a los miles de seguidores de las religiones afrobrasileñas que acostumbran acudir a las playas todo 31 de diciembre para arrojar flores al mar en homenaje a Yemayá.
El inspector general de la Guardia Municipal de Río, José Ricardo Soares, aclaró este martes que los uniformados no retendrán a quienes acudan a las playas para realizar cultos religiosos pero que sí evitarán las aglomeraciones.
“Lo que no permitiremos será la instalación de tiendas de campaña u otras estructuras para reunir a fieles, pero quien quiera llevar sus ofrendas a la playa podrá hacerlo desde que use máscara y evite aglomeraciones”, dijo.
Yemayá es uno de los orixás (deidades de origen africano) más adorados en Brasil y los fieles suelen llevarle ofrendas para pedir por buenos deseos para el año que comienza.
El culto a Yemayá es considerado patrimonio cultural carioca y forma parte de la agenda oficial de eventos de Río de Janeiro.
La umbanda, que tiene seguidores en países como Argentina, Uruguay y Paraguay, fue declarada en 2016 parte del patrimonio cultural inmaterial de Río, ciudad considerada como su cuna.
Esta religión fusiona elementos del catolicismo, del espiritismo de Allan Kardec, del ocultismo de raíces orientales, de corrientes africanas, tradiciones indígenas americanas y ritos de magia blanca y se rige por el culto a los Orixas (dioses), agrupados en elementos de la naturaleza, como el fuego, el agua, el aire y la tierra.
EFE