El ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, denunció este miércoles una supuesta “maniobra” de Estados Unidos para devolver a Cuba a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo de la que la isla salió en 2015, durante el “deshielo” con la anterior Administración de Barack Obama.
“Denuncio maniobra del secretario de Estado (Mike) Pompeo para incluir a Cuba en su lista de Estados patrocinadores del terrorismo y complacer a la minoría anticubana en la Florida”, escribió el canciller en su cuenta de Twitter.
Rodríguez agregó que Estados Unidos “garantiza refugio e impunidad a grupos terroristas que actúan contra Cuba desde su territorio”.
La alarma del Gobierno cubano se produce después de que medios estadounidenses reportaran esta semana que Pompeo sopesa un plan en este sentido, lo que complicaría las posibilidades de la Administración entrante, con el demócrata Joe Biden al frente, de retomar el proceso de normalización iniciado por Obama en 2014 y frenado por el republicano Donald Trump desde 2017.
De acuerdo con una exclusiva publicada por el diario estadounidense The New York Times, funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU. han esbozado una propuesta para incluir de nuevo a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo antes de que Biden llegue a la Casa Blanca, aunque es Pompeo quien tendría la última palabra.
La decisión, según el NYT, supondría también un gesto de agradecimiento a la comunidad cubanoestadounidense de Florida por su apoyo mayoritario a Trump y a los candidatos republicanos en las elecciones de noviembre.
En mayo pasado, Washington dio un paso en esta dirección con la inclusión de Cuba en la lista de países que “no cooperan completamente” con los esfuerzos antiterroristas de EE.UU., de la que también forman parte Venezuela, Irán, Corea del Norte y Siria.
El Gobierno cubano replicó entonces que es su país el que es “víctima” del terrorismo con la complicidad de EE.UU., en referencia a los diversos ataques (desde secuestro de aeronaves hasta planes de asesinato a dirigentes) reivindicados por grupos anticastristas en las últimas seis décadas, principalmente durante la Guerra Fría.
La justificación que citó el Departamento de Estado en mayo para afirmar que Cuba “no coopera completamente” con EE.UU. tiene que ver con la presencia en la isla de miembros de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que viajaron allí para negociaciones de paz.
Los representantes del ELN siguen en La Habana, tal y como marca el protocolo de las negociaciones, pese a que Colombia solicitó extraditarlos tras el ataque terrorista contra una academia de policía en Bogotá hace casi dos años que mató a 22 personas e hirió a más de 60.
Cuba, país garante de los diálogos de paz, ha rechazado reiteradamente esta solicitud, al considerar que supondría una violación de los protocolos internacionales que amparan las negociaciones.
El país caribeño ingresó en la lista de países patrocinadores del terrorismo en 1982 y salió en mayo del 2015, en pleno apogeo de la normalización de las relaciones bilaterales con el país vecino tras casi seis décadas de enemistad acérrima.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca llevó las relaciones entre La Habana y Washington a uno de sus momentos más bajos.
Durante su mandato, el líder republicano ha reforzado el embargo que EE.UU. mantiene sobre la isla desde hace seis décadas con nuevas sanciones sobre sectores estratégicos como el turismo, con la mira en la ya maltrecha economía cubana, que atraviesa su peor crisis en tres décadas.
EFE.