Son los mismos que hasta ayer anunciaban tener las pruebas del fraude contra Trump… que luego dejaron colar que los militares estadounidenses… cual coroneles bananeros… impedirían que el senador Biden fuese juramentado como Presidente… que en los últimos días insisten en que el disfrazado de vikingo que invadió el Congreso de ese país… no cometió delito alguno… ahora… de puros pepa asomados porque ni son ciudadanos yanquis… y tampoco viven en el norte… protestan porque supuestamente han abierto una concesionaria de autos Ferrari… en Caracas.
¡Santa Cachucha cuanta desinformación!
Mezclada con hipocresía añadiéndole una pizca de envidia. Y cuanto silencio de quienes deben orientar la opinión pública.
Desde los años cincuenta mi familia habita en la urbanización donde presuntamente y como “gran pecado” habrían abierto una concesionaria de Ferraris… “en plena pandemia”… y “con tanta gente pasando hambre”.
Bien: Dejo constancia que desde hace unos cuantos años, por avatares de la vida regresé a nuestra casa familiar, que sigue enclavada en la urbanización donde crecí, Las Mercedes de Baruta, donde soy juez de paz… y donde aseguran estos guerreros del teclado que está la concesionaria que nadie ha visto… pero donde juran que se cometió un delito.
Hasta donde uno puede investigar, los Ferraris siempre… salvo en USA durante los años en que los yuppies acababan ese país… no se compran en las vidrieras de la exhibición… ya que se adquieren como todo lo caro… de contado… y hay que esperar entre 3 meses y 1 año para recibir el costoso juguete.
El punto no es el lamento populista de quienes incapaces de regalarle un mendrugo de pan al niño de la calle hambriento… o de hacer algo para frenar la pandemia… protestan sin ofrecer solución… tras la cobardía de las redes.
Se trata de otra cosa: Digamos que para bien o mal el gobierno bolivariano lleva un año sin recibir divisas, sin que nadie le preste dinero y con los cobradores tocando las puertas porque tienen bloqueadas y a punto de ser robadas por el interinato… las cuentas donde ingenuamente guardaban el sobrante… en bancos de países con los que se han peleado.
Es decir y esto va con los idiotas que piensan que uno está “defendiendo el régimen”… el gobierno nuestro está sin dólares para regalar desde la Tesorería de la Nación.
¿Copiaron?
¡Bien… sigamos!
Entonces y a pesar de que la noticia luce como otra mentira de quienes piensan que para hacer oposición basta con armar alharaca todos los días… es de suponer que la concesionaria de Ferraris que nadie ha visto… alguien la montó… con sus reales.
En ese caso cabe escribir: ¿Dónde está el delito?
La única crítica parte de que si uno sensatamente prefiere que un supuesto enchufado (a) invierta sus reales en nuestro país –que seguramente va a perder porque aquí van 10 años sin que se venda un Ferrari nuevo- en vez de que lo haga en Miami… cabe igualmente opinar que mejor habría sido que los invirtiera en el campo venezolano para cosechar alimentos que hacen falta… o reactivando una industria de las que el gobierno expropió… para que la desmantelaran y saquearan los rojos rojitos.
Pero esa crítica al populismo hipócrita de quienes de meros politiqueros rezongan ante un fake que asume la existencia de una concesionaria Ferrari que nadie ve… en un país sin divisas… aún siendo como crítica… mía… admito que quienes con mayor propiedad la han debido hacer antes que yo son en orden de importancia: El presidente Maduro… el jefe del Legislativo diputado Jorge Rodríguez… y cualquiera de los aspirantes a dirigir la oposición… sin olvidar los periodistas que más bien dejan de lado todos los días… la dimensión moral del oficio.
La realidad es otra sin embargo: Los autos de Ferrari tienen quien los represente en nuestro país… y venderlos en nuestro país no es un gran negocio… esa gente estaban situados en una zona que como muchas se ha vuelto fea y peligrosa en mi Caracas… y se mudaron a otra mejor.
Fin del cuento.