Con la toma de posesión que se celebró ayer en Washington, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dispone a abrir una nueva etapa en un país herido por la crisis del Covid-19, el daño económico que ha causado y la polarización política. Sus elecciones estéticas, que en política resultan casi tan importantes como las ejecutivas, parecen ofrecer las primeras pistas sobre las bases en las que prentende levantar su Administración. Como no puede ser de otra manera, la decoración del Despacho Oval, del que ya se conocen todos los datos, ha acaparado una atención notable.
Por ABC
Retratos presidenciales
Joe Biden ha redecorado el Despacho Oval en un tiempo récord. Ha devuelto la alfombra azul de la era Clinton y ha dejado cerca del escritorio bustos de Robert Kennedy y Martin Luther King. También de César Chávez, un líder campesino y activista de los derechos civiles. Además, ha colgado sobre la chimenea retratos de varios presidentes, con un lugar destacado para Franklin Delano Roosevelt. El lienzo del presidente favorito de Donald Trump, Andrew Jackson, ha sido sustituido por el de Benjamin Fraklin, uno de los padres fundadores.
El cariño por Beau
En la nueva decoración del Despacho Oval, también sobresalen las fotografías que Biden ha elegido como fondo de todas sus intervenciones. Son imágenes familiares, con un alto contenido emocional. La que más destaca, la que se puede contemplar con menos dificultades, es una en la que aparece su hijo Beau, que murió por culpa de un tumor cerebral en 2015, a los 46 años. Beau, veterano de la guerra de Irak, fiscal general de Delaware, era algo así como el hijo modelo, el que destacaba frente a la trayectoria errante y un poco sórdida del otro, Hunter.
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