La llamada Comisión de la Verdad investiga los crímenes que se cometieron en ese período para resarcir a las familias de las víctimas, porque a esos ciudadanos les violaron sus derechos a asesinar policías y militares, a secuestrar y matar rehenes, robar bancos, colocar bombas y una larga lista de derechos fundamentales que disfruta todo aquel que se alza en armas en contra de un gobierno legítimamente electo por el voto del pueblo.
En un video del “Porteñazo” que rodó en los años 90 se escucha la voz de Hugo Chávez narrando las imágenes con una emoción desbordante por la acción de los “militares heroicos” que se alzaron en contra del primer presidente democrático después de la dictadura de Pérez Jiménez, recuerdo que lo escuché antes que fuera electo presidente y no me quedó duda que el militarismo estaba de vuelta, justificando el alzamiento militar de Puerto Cabello de 1962 estaba justificando su propio alzamiento y sembrando la semilla del discurso distorsionado de la historia venezolana que desarrolló después en el poder.
Las nuevas generaciones que no vivieron los 40 años de democracia y muchos otros que estaban pequeños o han sufrido del lavado de memoria histórica que ha ejecutado con bastante éxito el militarismo socialista de estos tiempos, no tienen claro como se sucedieron los hechos que desembocaron en el 23 de enero de 1958, creen que Pérez Jiménez fue un gran presidente y que “la cuarta república” que inventó Chávez, porque aquí desde el 5 de julio de 1811 lo que existe es una sola republica, fue un período de oscuridad tenebrosa y no de progreso y luz con libertades, como en realidad debe recordarse y enseñarse. Los culpables de esta situación de despojo histórico del período democrático más trascendente que ha vivido Venezuela en toda su historia somos nosotros mismos que no hemos sabido defender el patrimonio democrático como se debe, pues no sólo aceptamos que Chávez estigmatizara el acuerdo de gobernabilidad que permitió el regreso a la democracia, sino que ingenuamente empezamos a mencionar ese acuerdo de líderes democráticos como “Pacto de Punto fijo” y a denominar como “puntofijistas” a los partidos que le dieron gobernabilidad a Venezuela por 40 años, lo que tiene una enorme importancia en la lucha política, pues asumimos el relato del adversario como propio, lo que es un gran error que hemos pagado con un alto precio democrático.
Un grupo de amigos militantes de la democracia, me hicieron llegar una invitación a una actividad en donde se trató la importancia que tiene el rescate del espíritu del 23 de enero en la lucha política actual, lamentablemente no pude acompañarlos, pero comparto la motivación de esa iniciativa que se realizó en la Asociación de Ejecutivos de Valencia estado Carabobo. Ojalá los partidos políticos de la oposición que han sido tan golpeados en estos 22 años en todas las formas posibles, se reconozcan en el pasado que nos une y de esa certeza construyan el camino tan necesario de la unidad, porque estoy convencido que unidos con un objetivo claro, podemos avanzar en el restablecimiento de la libertad y la prosperidad de Venezuela.