Las autoridades sanitarias chinas informaron de la detección de coronavirus en muestras ambientales recogidas en centros de vacunación contra la covid, aunque las investigaciones apuntan a restos de los propios sueros, que se basan en versiones inactivadas del agente infeccioso.
En un comunicado emitido anoche, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) del país asiático asegura que, precisamente debido al estado inactivado del virus en las vacunas, no se podrían producir contagios por el contacto con esas muestras.
Según los resultados preliminares de la investigación, la secuencia genética del virus hallado en las muestras ambientales coincide con la cepa del virus empleada en las vacunas, y la contaminación podría haberse producido durante el proceso de inoculación, en el que restos del suero -líquidos o en aerosol- se habrían vertido en el entorno.
El CDC achaca el positivo de las muestras a la alta sensibilidad de las pruebas de PCR: “Si se toman los fragmentos de ácido nucleico antes de su degradación, los resultados tienen probabilidad de ser positivos”.
El documento afirma que en algunas provincias se han detectado trazas del SARS-CoV-2 en la ropa o los objetos personales de los trabajadores de los centros de vacunación, pero las pruebas nasofaríngeas efectuadas a esos empleados han dado negativo.
Así pues, el CDC recomienda dejar de tomar muestras ambientales en los centros de vacunación debido a que la campaña de inoculación todavía tiene mucho tiempo por delante y a que “el control rutinario” de esos entornos podría “interferir con el control y la alerta temprana” de posibles rebrotes.
En caso de que se tomen muestras y estas resulten positivas, el paso a seguir será determinar si la cepa detectada coincide con la de las vacunas.
Asimismo, la institución pide limitar el número de personas que acompañan a quienes reciban la vacuna; reforzar los controles sanitarios, la ventilación, la desinfección y el uso de mascarillas y equipos de protección en los centros, o vacunar a todos los empleados de esas instalaciones.
La campaña de vacunación en China coincide no solo con una nueva oleada de contagios en el país -que vive sus peores rebrotes en diez meses- sino también con los días previos al Año Nuevo lunar, la principal festividad en el país asiático y objeto de la conocida como mayor migración humana anual del mundo.
Las autoridades se marcaron como objetivo, según la prensa local, vacunar a 50 millones de personas de grupos considerados de riesgo antes de ese período vacacional, que este año cae el 12 de febrero y en el que se prevén un 40 % menos de desplazamientos que en 2019, cuando se registraron casi 3.000 millones de viajes.
Pekín ha anunciado una serie de restricciones a los viajeros, como la obligación de presentar resultados negativos de pruebas del coronavirus o de someterse a cuarentenas caseras a la llegada al destino, para desincentivar los desplazamientos durante el Año Nuevo lunar.
EFE