ALTO RUNRUNES DEL ESEQUIBO
Tras 22 años de haber abandonado la reclamación del territorio Esequibo, parece ahora que el gobierno de Maduro apenas comienza a hacer lo que por expresa voluntad del entonces presidente y comandante supremo de los militares, Hugo Chávez Frías, estuvo durmiendo el sueño eterno desde 1999 hasta hoy.
La historia lo señala como “El Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica”, mejor conocido como Acuerdo de Ginebra. Es el tratado vigente firmado en Ginebra, Suiza, el 17 de febrero de 1966, por Venezuela por una parte; y el Reino Unido junto con su colonia de Guyana británica por la otra (estando próxima a recibir la independencia), por el cual se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-territorial sobre la Guayana Esequiba, surgida de la contención venezolana ante la ONU, en 1962, de considerar nulo e írrito (inexistente) el Laudo Arbitral de París de 1899, que emitió el Tribunal Arbitral de París y que definió la frontera común entre Venezuela y Guayana Británica.
La decisión del tribunal quedó en tela de juicio luego de hacerse público el memorándum de Severo Mallet-Prevost y otros documentos que comprometieron la validez de ese laudo. El Acuerdo de Ginebra fue publicado en la Gaceta Oficial de Venezuela Nº 28.008 del 15 de abril de 1966. Y posteriormente registrado por este mismo país el 5 de mayo de 1966 en la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas bajo el Nº I-8192.2.
Tres meses después de la firma del acuerdo, el 26 de mayo de 1966, la colonia de Guayana Británica recibe la independencia, llamándose a partir de entonces “República de Guyana” (y desde 1970 la República Cooperativa de Guyana), fecha en la cual el nuevo Estado pasa a formar parte del acuerdo como país soberano e independiente junto con Reino Unido y Venezuela, aunque sustituye totalmente a Reino Unido en las conversaciones con Venezuela respecto al diferendo limítrofe”*.
En junio de 2020 el periodista Víctor Amaya escribió en el diario Tal Cual: “Guyana le viene mostrando los dientes a Venezuela desde hace dos décadas. Con la llegada de Hugo Chávez a Miraflores, el vecino país cambió radicalmente su postura sobre el Esequibo, hasta entonces de respeto a la zona en reclamación y al mecanismo del Buen Oficiante de la ONU por la disputa territorial, vigente desde 1987. Antes, el gobierno venezolano en 1966 firmó el Acuerdo de Ginebra -que ahora Guyana no considera válido- y hasta propuso un desarrollo conjunto del Esequibo que no logró acuerdo. Pero apenas en 1999, con nuevo presidente en Caracas, Guyana ofrece los dos primeros bloques petroleros en la fachada atlántica venezolana: el Pomeroon, concedido a la trasnacional CGX y Stabroek a Exxon. El acuerdo es reclamado el 13 de julio de ese año por el gobierno de Chávez, y las concesiones quedan congeladas hasta nuevo aviso”.
ERRORES DEL CHAVISMO/MADURISMO
Primero, no haber participado ante la Corte Internacional de Justicia en la defensa de la reclamación. Segundo, no tener un equipo de defensa como siempre lo tuvieron los gobiernos democráticos que impulsaron la reclamación. Tercero, no tener un equipo jurídico para discutir en la Corte Internacional de Justicia.
Guyana nos ganó ante el Movimiento de los No Alineados y consiguió su apoyo “ante la pretensión venezolana de reclamar territorio a un país mucho más pobre y pequeño”. Nunca ejercimos presión militar alguna. Las escaramuzas con algunos barcos fueron cuasi ridículas. Al comprar Chávez el discurso cubano de que el Laudo Arbitral y la reclamación había sido un plan montado por los Estados Unidos, el tema se politizó y engañó a las fuerzas armadas controladas por el caudillo que murió en marzo de 2013, hace 8 años.
Hoy, con la zona tomada por empresas petroleras desde China hasta Estados Unidos pasando por Francia y Gran Bretaña, menos podremos ejercer acciones. El interés por esa súbita riqueza guyanesa despierta todos los demonios en contra de Venezuela, complaciente país que entrega una vasta porción de su territorio teniendo todas las de ganarlas en una batalla legal.
MEDIO LIBRO LA RECLAMACION VENEZOLANA SOBRE LA GUAYANA ESEQUIBA
El libro La reclamación venezolana sobre la Guayana Esequiba, editado por la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, recoge el ciclo de conferencias de las Academias de Historia, Ciencias Políticas y Sociales sobre el litigio. La pléyade de estudiosos sabios conocedores de la reclamación estuvo integrada por los embajadores Rafael Armando Rojas y Carlos Sosa Rodríguez, los excancilleres Marcos Falcón Briceño, Ignacio Iribarren Borges, Isidro Morales Paul y Efraín Schacht Aristeguieta, además de los sacerdotes jesuitas Herman González Oropeza y Pablo Ojer, quienes manejaron el Archivo de la Cancillería en sus estudios de los límites con la Guayana inglesa por varias décadas desde los años 40/50. Todos, sin excepción, dedicados a estudiar la causa venezolana en todos sus aspectos.
RAZONES INSENSATAS
“Chávez cambió su postura con respecto a la reclamación en 2004 bajo preceptos ideológicos. Después de esto, Maduro continuó una política entreguista, que luego modificó por la premura electoral de 2015.
Un lustro más tarde, 2020, su ministerio de Exteriores opta por no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso de la pugna territorial con Guyana por el Esequibo, pero una decisión de esa instancia es inminente”, señalaron de inmediato jurisconsultos, especialistas en el tema limítrofe, como Emilio Figueredo Planchart y otros más que han manejado el tema desde nuestra democracia de 1958 a 1998 y por varias décadas antes.
Siempre fue una “razón de Estado” y allí se forjó un consenso auspiciado por asesores y expertos. Y fue así como el 18 de diciembre de 2020 la CIJ dio la razón a Guyana y se declaró competente para juzgar la validez del Laudo Arbitral de 1899, que estableció la frontera entre este país y Venezuela.
El alto tribunal de la ONU decidió, por doce votos a cuatro, que tiene jurisdicción para analizar “la validez del laudo arbitral del 3 de octubre de 1899 y la cuestión sobre el asentamiento definitivo de la frontera terrestre”, dijo el juez presidente de la CIJ, Abdulqawi Ahmed Yusuf, en la lectura pública de la sentencia. La decisión supone una derrota diplomática para Venezuela, que rechazó participar en las vistas orales previas y ha defendido en todo momento que la disputa se resuelva de manera bilateral.