El Parlamento portugués podría adoptar este viernes una ley que autoriza la “muerte médicamente asistida”, y que convertiría a este país católico en el cuarto de Europa en legalizar la eutanasia, tras Bélgica, Luxemburgo y Holanda.
El resultado favorable de esta votación final, prevista a media jornada, parece asegurado en la medida en que en febrero del pasado año una mayoría de diputados adoptó varios textos favorables a la eutanasia.
Esta ley, que va a fusionar las diferentes propuestas, prevé que los portugueses mayores que vivan en el territorio del país y se encuentran en “una situación de sufrimiento extremo, que presenten lesiones irreversibles” o afectados por “una enfermedad incurable” puedan recurrir al suicidio asistido.
La solicitud del enfermo al final de su vida debe ser validada por varios médicos, así como por un psiquiatra cuando haya dudas sobre la capacidad de la persona a hacer una elección “libre y consciente”.
Llegado el momento, el médico del paciente tendrá que asegurarse una última vez de su voluntad de poner fin a sus días en presencia de testigos.
La muerte asistida podrá ser practicada en centros del servicio nacional de salud o en otro lugar “elegido por el paciente” siempre y cuando disponga de “condiciones clínicas y confort adecuadas”, precisa la ley.
– Tribunal Constitucional –
Si el Parlamento vota a favor este viernes, la ley será enviada al presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que podrá promulgarla, someterla al análisis del Tribunal Constitucional o vetarla, aunque dicho veto sería anulado por una segunda votación de los diputados.
Reelegido el domingo para un segundo mandato, el jefe del Estado es un católico practicante que ha evitado hasta ahora tomar posición abierta sobre dicha ley.
Según la politóloga Paula Esprito Santo, “esta cuestión para él es la cuadratura del círculo” y el jefe del Estado podría estar tentado de recurrir al Tribunal Constitucional.
Para la diputada socialista Isabel Moreira, especialista en derecho constitucional que participó en la redacción final de la ley, se trata de un texto “consensuado” que defiende la “dignidad humana”.
“La sociedad se ha calmado ahora sobre esta cuestión”, señala, ahora que Portugal se prepara para seguir los pasos de los tres países europeos que ya han legalizado la eutanasia: Bélgica, Luxemburgo y Holanda.
– Oposición discreta –
La vecina España también dio un paso en esta dirección el pasado diciembre, pero el proyecto gubernamental todavía debe recibir la luz verde del Senado, previsiblemente antes de finales de marzo.
En octubre, el Parlamento portugués rechazó un proyecto de referéndum sobre la eutanasia, tras una petición de la Federación por la Vida, que había recabado cerca de 100.000 firmas.
“Se trata de provocar activamente la muerte de una persona. El papel del Estado es cuidarla, no matarla”, dijo José Maria Seabra Duque, uno de los responsables de esta organización católica.
La ley, que será sometida a votación sin público en las galerías del Parlamento debido a las restricciones sanitarias en vigor por el coronavirus, solo enfrenta una oposición discreta de la jerarquía eclesiástica.
“Evidentemente, esperamos que no se apruebe la ley”, dice a la AFP el sacerdote Manuel Barbosa, portavoz de la conferencia episcopal portuguesa, agregando que la posición de la Iglesia “no ha cambiado”.
El doctor Jorge Espirito Santo espera vivir “un día histórico”. “Las personas merecen tener el derecho de poder decidir”, argumenta este oncólogo jubilado de 66 años que milita desde hace años en el movimiento para la despenalización de la muerte asistida.
AFP